viernes, 18 de enero de 2013

Comentarios malintencionados (o no)

El “caso “ Darín.
 
Federico Luppi ha dicho de él que es un pelotudo y ha recibido fuertes críticas por hablar del enriquecimiento de la presidenta y decir cosas como ésta:” Te dicen lo que tenés que pensar y en qué dirección, y si no estás de acuerdo, sos un hijo de puta”.
 
No conozco en profundidad la realidad argentina actual. Sí algo de épocas anteriores, pero en todo caso y lo que es más importante, me encanta el país y es uno de los lugares donde me he sentido mejor y más acogido. Durante un tiempo intenté, como todo extranjero que se precie, entender cómo funcionaba la política allí y, también como casi todo el de fuera, sin éxito. Critiqué desaforadamente a Menem, me preocupó Duhalde, viví con tensión los días en que cambiaban de presidente un poco a lo loco, me gustó el “que se vayan todos”, estuve en una concentración en el Puente Avellaneda en recuerdo de dos jóvenes asesinados por la “bonaerense” y vi allí algo del movimiento piquetero, siempre pensé y así lo expresé en alguna ocasión que las “asambleas populares” no llegarían a nada, viví con cierta alegría -aunque por esas fechas un poco distante- el triunfo de Kirchner, critiqué el mausoleo que se construyó para guardar sus restos, me gusta la política anticoncentración de medios de comunicación de Fernández así como su nacionalización de Repsol y otras muchas medidas que ha tomado, veo todo el cine argentino que puedo, Piazzolla está entre mis músicos preferidos y Goyeneche me sigue poniendo la carne de gallina, y así podría seguir llenando páginas y páginas.
 
  Dicho todo lo cual que no pretende sino explicar mis sentimientos por el país, no me gusta nada que en alguien que gobierna su patrimonio pase de 2 a 12 millones de dólares por muy legal que sea y, todavía mucho menos, que se considere un hijo de puta o un pelotudo a alguien que piense de otra manera y, aquí tengo que decirlo con mucho pesar, eso es algo que en Argentina tiene una enorme tradición y que he podido vivir en mis propias carnes.
 
He leído completa la entrevista con Ricardo Darín en la revista Brando y estoy de acuerdo en la mayoría de las cosas que dice y, sobre todo, en la necesidad de tolerancia que plantea. Para que la democracia funcione es absolutamente necesario aceptar que los otros, los que piensan de otra forma, pueden tener parte de razón ya que si no es así, ¿para qué les vamos a dar la ocasión de que voten y puedan cambiar las cosas? ¿ o es que seguimos con lo de la democracia formal o burguesa con todo lo que ha caído desde 1989?
 
Claro, que a lo peor yo también soy un pelotudo.

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