He aquí un libro que no gustará a muchos considerados de izquierdas ya desde el prólogo que contiene una carta de Vargas Llosa al autor.
Estamos ante una novela autobiográfica publicada por primera vez en 1999, pero comenzada en 1981 en Berlín este cuando Ampuero había logrado salir de Cuba. Eso sí, como él mismo afirma, su primera intención era escribir unas memorias para su familia aunque finalmente un editor le recomendó su publicación para lo que tuvo que cambiar algunos nombres de personajes que seguían viviendo en la isla.
Pongo estos antecedentes para que se comprenda bien que se trata de una obra en la que por primera vez, al menos en mi caso, se refleja de una forma detallada lo que suponía vivir en Cuba a finales de los años setenta, tanto para los cubanos como para exiliados que, como el autor, militaban en las juventudes comunistas, de Chile en su caso. Las descripciones que hace sobre el día a día, sobre las dificultades de abastecimiento, el control político e ideológico, la falta de una mínima libertad de información, el ocultamiento que tenían que hacer de libros prohibidos, etc, componen una visión crítica demoledora del régimen castrista.
Un buen resumen de lo que digo:
“(…) lo que significaba vivir en el socialismo. Solo quienes han vivido en él y han experimentado en carne propia las penurias suscitadas por la escasez cotidiana, la reglamentación extrema en todos los órdenes de la vida y el mensaje mesiánico de un gobierno sin oposición, entienden lo que es el socialismo y la dolorosa huella que imprime en uno para siempre.” (pág, 271-2)
Hasta aquí la parte llamemos ideológica del libro. Hay que añadir que está muy bien escrito, que mantiene permanentemente el interés, que los personajes no están tratados por lo general de forma maniquea y, finalmente, que constituye una aproximación subjetiva, como afirma el mismo Ampuero y como no podía ser de otra manera, al fenómeno de la revolución cubana.
Curiosamente en el día de hoy entra en vigor en Cuba una nueva ley que permitirá más salidas al extranjero que, como verá quien lea el libro, era uno de los problemas en la época en que se desarrolla.
Muy recomendable a pesar de su extensión, 603 páginas aunque, eso sí, no para todos los públicos.
Del mismo autor recomendé hace poco su última publicación, El último tango de Salvador Allende, que creo que es un buen complemento para el comentado.
Roberto Ampuero, Nuestros años verde olivo
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