domingo, 15 de septiembre de 2013

ANDAMIO

“Hoy los tiempos adelantan que es una barbaridad…”
 
He sido durante 42 años un fumador empedernido. En los últimos años me fumaba dos paquetes de Ducados y medio de Royal Crown que, al ser rubio, me permitía seguir fumando cuando no me entraba ya más tabaco negro. Cuando viajaba en avión, nada más apagarse la señal de prohibido fumar encendía un cigarrillo que tenía ya preparado y que había estado moviendo nerviosamente. Si el que estaba a mi lado no era fumador, pues que se aguantase, que no se hubiese sentado ahí. En el hospital, esperando una operación de hernia discal, salía arrastrándome de dolor de la habitación que compartía con otros cinco pacientes para echar un cigarrillo en una ventana que daba a un patio interior. Era un verdadero profesional y, además, me justificaba con aquello de que si me hacía daño era decisión mía continuar, era mi vida. Resumiendo, visto desde la perspectiva actual, era un auténtico, con perdón, gilipollas.
Llevo seis años sin fumar y aunque no soy un obseso antitabaco, sí que me doy cuenta de cómo a pesar de que ya hoy se conoce bien todo el mal que causa y de que existen formas de dejarlo más o menos buenas, hay mucha gente que sigue utilizando mis argumentos e incluso el muy liberal, ante las prohibiciones de fumar tan generalizadas,  de por qué tiene que inmiscuirse el estado en lo que yo haga. (Especialmente chocante cuando lo escucho de personas de izquierdas.)
A pesar de todo lo dicho, cuando asisto a según qué cenas con amigos me fumo un par o tres cigarrillos que me aceleran muchísimo y que me demuestran palpablemente lo malo que debe de ser.
Tuve perro dos veces. Un caniche en los últimos años de vivir con mis padres que, como es habitual, se quedó con ellos cuando me marché de casa, y un bóxer que  también dejó de vivir conmigo tras una separación. A ambos bajaba a la calle para que paseasen e hiciesen sus necesidades. Por supuesto, ni llevaba una bolsa para recoger las cacas, ni evitaba que las hiciesen donde les pareciese mejor incluyendo el parque en el que luego los niños jugarían. Nunca nadie me recriminó nada. Era otra época y aún no se tenía conciencia de que hay comportamientos absurdos y muy antihigiénicos.
Actualmente, la situación ha cambiado y mucho. Una parte importante de los que tienen perro salen a pasear con su bolsita correspondiente, pero sigue habiendo bastantes que no lo hacen así incluyendo los que los llevan al parque donde juegan niños (mi hijo entre ellos). Un par de veces hemos hecho la correspondiente queja ante el ayuntamiento, pero sin obtener resultado lo que no deja de tener su lógica pues es muy difícil perseguir esos comportamientos.
Saqué el carnet de conducir a una edad relativamente tardía, 27 años, para lo que hoy se estila. Lo necesitaba para ir a trabajar y disponía del dinero de mis primeros sueldos. Me compré un coche de “segunda” mano que luego resultó ser de al menos “cuarta” con el que, a pesar de ser ya mayorcito, hice bastantes más animaladas de las que hacen ahora los jóvenes con veinte años. Así: conduje borracho en varias ocasiones llegando a subirme a la acera en alguna ocasión, o a conducir sobre la línea de separación de los carriles para no salirme de la carretera y ¡llevando a alumnos a su casa a altas horas de la madrugada!; conduje varios kilómetros con una rueda pinchada sin pensar que esa podía ser la causa de que la dirección se “torciese”; hice un viaje de Madrid a Almería de noche parando a descansar en el arcén y ya de madrugada. Para qué seguir: un desastre.
Hoy voy a veces por la carretera e insulto a esos “jovencitos” que me adelantan a toda velocidad o a los que van por la calle conduciendo en zig-zag.
Acabaré estos recuerdos/reflexiones con la playa y el sol. Cuando era joven pasé bastantes horas en la costa de Tarragona, a pleno sol en las horas centrales del día sin ninguna protección  Tras la ducha me ponía la nívea de lata azul y ya está. Cada año cambiaba la piel más de una vez como las culebras.
Hoy prácticamente no dejo que me den los rayos del sol y cuando veo a esos extranjeros negros como el betún no termino de entender cómo quieren estar así con la información que hay actualmente sobre el cáncer de piel.
Resumen y conclusiones.
He estado expuesto a más de un  tipo de cáncer y a tener un grave accidente de coche. No era demasiado consciente de lo que hacía; la sociedad tampoco lo era y la permisividad era muy grande; escasas campañas de concienciación y ninguna prohibición ni control. Hoy la situación es radicalmente diferente, pero sigue habiendo mucha gente que no tiene en cuenta ninguno de los mensajes ni, a veces, de las prohibiciones.
Al mismo tiempo, yo me he hecho muy quisquilloso y critico con ganas las mismas actitudes que yo tenía. Seguramente es una muestra más de que me estoy haciendo mayor, como el don Hilarión de la verbena,  y de que, en el fondo, uno habla de la feria según le vaya en ella.
Vivimos en una sociedad que cuida mucho mejor a su gente y muchas veces no sabemos valorarlo.
 
Ha pasado tanto tiempo desde el último Andamio que he visto bastantes películas que se pueden recomendar.
En plan sentimental:
Antes del anochecer que tras verla no he tenido más remedio que conseguir Antes del amanecer y Antes del atardecer. He disfrutado mucho con esa larga historia de amor en la que tanto se habla. Espero con paciencia, habrán de pasar seis o siete años, una cuarta entrega.
El último cuarteto. Buena música, buenas interpretaciones y sentimientos.
Una casa en Córcega. Más sentimientos, bonitos paisajes y una curiosa historia.
En plan político-social:
Colosio, el asesinato. Interesante thriller político mejicano que podría haber firmado en su día el mejor Costa Gavras.
El estudiante. Buena película argentina en la que se discute de ideología y que es una buena muestra de cómo la izquierda ha perdido el tiempo muchas veces.
El último Elvis. Argentina también.  Más drama humano que otra cosa, pero también con tintes sociales.
La bicicleta verde. El drama de la mujer en Arabia Saudí en una película de esa nacionalidad. En la misma línea que un par que se han hecho sobre Afganistán y con muy buena actriz protagonista.
Sólo el viento. Una película húngara con final muy previsible y para pasar una mal rato, pero que está muy bien realizada y muestra una realidad no demasiado conocida de ese país.
Hannah Arendt. Interesantísima. Me llevó a comprar y leer rápidamente el libro sobre los hechos que se narran: el juicio a Eichmann en Jerusalén.
The east. Una película norteamericana muy ecologista, pero un tanto inverosímil en sus planteamientos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario