sábado, 23 de agosto de 2014

Extraña pero sugerente novela




 
No me ha parecido que esta novela sea  “el singular retrato de un artista atribulado y el extraordinario fresco de la disolución de un imperio”, como se afirma en la contraportada; tampoco comparto demasiado varias cosas que se dicen en la reseña publicada en El País en la que se insiste en el crepúsculo austrohúngaro; el perfil de su protagonista no he terminado de entenderlo; no hay demasiada historia contada; en fin, tiene todos los ingredientes para ser un rollo sin interés y, sin embargo, he estado bastante embebido en su lectura. Creo que se debe a la escritura, en parte expresionista y a veces un tanto barroca que utiliza Krleza, que te va llevando a unos ambientes y unas atmósferas oscuras y sugerentes.
Está escrita en 1932 por un autor croata y se desarrolla en el norte de esa región en un entorno fundamentalmente rural aunque también haya personajes que forman parte de la nobleza. El protagonista es un pintor, de ahí que el autor aproveche dos capítulos al final del libro para plantear discusiones sobre el arte en general y la pintura en particular que, de alguna forma, se salen del discurrir normal de la novela aunque no carecen de interés.
¿Recomendable? No sabría qué decir; depende sobre todo del momento en que se lea. En mi caso, es uno de esos libros que podría haber abandonado si lo hubiese leído en otra época.
Además del enlace que he puesto, dejo este otro porque en muy pocas palabras se dicen un par de cosas interesantes si bien tampoco estoy de acuerdo  con la referencia al imperio. Insisto otra vez en esta última idea porque una de las razones de comprar el libro fue lo que se decía en la contraportada sobre el imperio austrohúngaro, uno de mis temas favoritos.
 
Miroslav Kleza, El retorno de Filip Latinovitz

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