jueves, 9 de julio de 2015

Una visión de la Transición muy diferente




 
Llevaba bastante tiempo con ganas de leer este libro que tiene un título tan sugerente. No me ha defraudado. Más allá de los desacuerdos que pueda suscitar, y alguno mencionaré, este combativo texto tiene las suficientes ideas e interpretaciones como para replantearse muchas de las concepciones que se tienen sobre ese período tan intenso e interesante de nuestra reciente historia. Además, el interés aumenta si, como es mi caso, se ha tenido alguna participación en la política del momento.
A lo largo de los 11 capítulos de que consta el libro, Monedero va criticando no tanto lo que sucedió, que a veces también, sino sobre todo la visión que se ha dado tanto por parte de sus protagonistas como de los intelectuales que la han estudiado. Una visión que, según el autor, peca de muy optimista al exagerar los méritos de quienes la hicieron y que no pone el foco en todos los que tuvieron participación en el proceso.
El siguiente texto resume muy bien esta idea que es el núcleo del pensamiento del autor:
 
“No se trata de pensar que otra generación lo hubiera hecho mejor. Ni siquiera que, por criticar aquel proceso, quien hace el reproche gane en moral a los criticados. Se trata de sacar de su ensimismamiento a quienes, de tanto repetirlo, terminaron creyéndose su propia mentira. Lo reprochable no es la impotencia de la época, sino la falta de honestidad de sus voceros. Lo deshonesto es no afirmar: “Hicimos lo que pudimos, lo que nos dejaron, lo que nos atrevimos”. Esconderlo tras un arrogante: “Nos corresponde la mayor hazaña democrática de la historia de España”. No se trata de reprochar a nadie que fuera cobarde. Se trata de reprocharle que diga que fue un héroe. Una Transición perfecta que no deja entender una democracia tan imperfecta”. (p.25)
 
 
o también este otro en el que incluye un matiz final importante:
 
“Ese fin principal es el que llevó a que la transición fuera concebida como un proceso de transacción entre élites, ajeno a las reivindicaciones  más transformadoras nacidas de la oposición a la dictadura que, por otro lado, no pudieron reunir fuerzas suficientes como para imponer sus puntos de vista rupturistas”. (p.226)
 
Monedero utiliza una escritura muy directa con muchos párrafos que son verdaderas “tormentas de ideas”, repletos de críticas y reflexiones que obligan a leerlos un par de veces para no perderse cosas fundamentales.
Una crítica que le haría es que  se nota que varios capítulos no están escritos para el libro sino que, como en los agradecimientos finales aparece, proceden de escritos previos, lo que implica alguna reiteración y un evidente cambio de estilo. Incluso me atrevería a decir que alguna contradicción, aunque tendría que hacer una lectura más reposada para señalarla.
 
Algunos desacuerdos.
La presentación que hace de la “reconciliación” entre Santiago Carrillo y Manuel Gutiérrez Mellado, página 32, me parece bastante injusta para el segundo sobre todo teniendo en cuenta el papel del primero en la guerra (al margen de si tuvo o no que ver con la matanza de Paracuellos).
La idea de que la transición “la trajeron las luchas populares obreras en busca de mejoras laborales, las luchas culturales, (…) las luchas religiosas, (…) las huelgas universitarias", etc. (p.50)  no creo que refleje la realidad de aquellos momentos. Aún recuerdo una manifestación, obviamente prohibida,  en Cibeles para pedir “amnistía y libertad” en la que en los diferentes saltos participamos un número bastante escaso de manifestantes(se habló de unos 8.000). Creo que esta idea no concuerda con otra que también he señalado de una transición hecha desde arriba como un pacto entre élites.
Finalmente, me llama la atención otra idea que resumo: A la izquierda del PSOE no solo estuvo el PCE sino otra izquierda que “si bien es cierto que defendía referencias que vistas desde hoy parecen marcianas –Albania, las revolución cultural china, la URSS de Stalin-“, realizó un esfuerzo a la hora de acorralar al régimen franquista  que fue despreciado por la democracia española. Realmente hay que decir que también parecían marcianas para la inmensa mayoría en aquellos momentos y que su papel tuvo una importancia muy relativa. En este sentido es una casualidad que en El País de hoy aparezca una entrevista con los principales dirigentes de esa izquierda radical en la que, hablando de Podemos, critican la idea que desde ese partido se está dando de la Transición, en la  que precisamente Monedero es el máximo responsable y exponente. A este respecto comentan:
 
“Sanromá y Sauquillo les reprochan su visión de la Transición: “No han estudiado nuestra experiencia y no la valoran. Es verdad que Suárez tomó la iniciativa de la reforma ante una izquierda dividida, pero la Constitución fue más lejos de lo que la derecha pretendía. Tuvo que compartirla, aunque luego no ha ido más allá de lo que podía. Las grandes movilizaciones, animadas por nosotros, fueron decisivas para ese logro histórico. En 1974 y 1975 crecíamos más rápido que el PCE. Discrepamos de la versión rosa de la Transición. También jugamos un papel en la denuncia del golpismo”. Sauquillo destaca cómo aquella izquierda “se jugó la vida en una etapa muy difícil e impulsó el cambio. No se puede hacer tabla rasa. Nosotros respetamos el sufrimiento de la generación de nuestros padres”.
Podemos, en la lupa de la izquierda radical antifranquista, El País, 9 de julio de 2105)
 
Finalmente, las palabras con las que acaba el libro: “Si queremos construir una democracia avanzada –que es otro nombre para decir socialismo-, no empecemos por buscar un partido, ganar concejales o negociar puestos (cosas, qué duda cabe, importantes), sino que primero hemos de evocar  en los hombres y las mujeres el anhelo por la emancipación. Por eso leemos el pasado con ojos más limpios,” (p.261), creo que ayudan a entender el porqué dejó Monedero la dirección de Podemos.
En un texto tan combativo y comprometido, Monedero “pisa muchos callos” (Joaquín Leguina, Santos Juliá o Felipe González entre otros), pero tengo que reconocer que comparto su opinión en la mayoría de los casos.
Un libro muy recomendable para todos los interesados en la historia y, sobre todo, en la política actual. Tiene momentos espléndidamente escritos que alterna con otros mejorables, pero siempre, en cada página, hay ideas, reflexiones y comentarios para el debate y el pensamiento. Seguramente no es toda la verdad, ni creo que el autor lo pretenda, pero sí que se acerca bastante a una interpretación mejor de lo que sucedió en esa época.
 

 
 
 Juan Carlos Monedero, La Transición contada a nuestros padres. Nocturno de la democracia española

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