viernes, 18 de diciembre de 2015

Sobre las consecuencias sociales de la crisis




Joaquín Estefanía es uno de esos casos de periodista que es capaz de hacer divulgación sin por ello rebajar el nivel de lo que divulga. También suelo leer los libros que publica porque realiza muy buenas síntesis y estados de la cuestión al utilizar una bibliografía muy bien seleccionada.
En este caso se trata de ver cómo está quedando la sociedad como resultado de los efectos de la Gran Recesión, que es como se califica en el libro a la actual crisis. Para ello el autor, a lo largo de los cuatro grandes apartados en que divide el texto, va pasando revista desde las cifras de la desigualdad que se está produciendo, hasta cómo está afectando a las diferentes clases sociales así como sus respuestas.
El libro me ha parecido un tanto desigual en el tratamiento de los diversos temas. La primera parte, en la que se ofrecen las cifras de la desigualdad, da la impresión de haberse elaborado a partir de artículos escritos para otros medios lo que provoca algunas reiteraciones innecesarias. Sin embargo, en las partes tercera y cuarta está lo mejor del libro cuando escribe sobre el neoliberalismo y el “bastardeo” de Keynes en una, y sobre el deterioro de las clases medias, en la otra.
Estefanía no se muestra neutral, cosa que por otra parte es habitual en sus escritos, y así, por ejemplo, escribe criticando a los defensores del libre mercado:

“El hecho es que la intervención masiva (se refiere a la del estado rescatando los bancos) es una demostración muy explícita de que, en el extremo, lo que se ha denominado libre mercado no existe. Que tanto la escala de las ayudas públicas como la velocidad de las intervenciones selectivas han sido lecciones prácticas del manual del poder que conservan los gobiernos para modelar las reglas del juego en beneficio de unos intereses que ellos representan. Esas reglas cambian cuando el poder lo precisa, aun cuando en la teoría y en la academia se defienda la doctrina contraria.” (p.204)

Sin embargo,  al mismo tiempo deja una frase de difícil interpretación como la siguiente:

“Los abusos de la revolución conservadora, y la dejación o el gregarismo que ante ella tuvieron bastantes formaciones socialdemócratas que ignoraron las desigualdades que se iban inflando, dieron lugar a estos lodos. Primero, la indignación, y luego, la indignación organizada.” (p.119)

¿Por qué califica de lodo la indignación organizada? No da más explicaciones.

También me llama la atención, aunque esto me pasa con casi todos los que han escrito sobre la actual crisis, que una vez hecha la afirmación que sigue: “Este aumento de la desigualdad en el seno de algunos países del norte es compatible con que la brecha se haya reducido entre el norte y el sur geopolíticos.  ¿Por qué? Porque la Gran Recesión, al revés que la mayor parte de las crisis en la historia, ha afectado mucho más al centro que a la periferia del planeta. Ésta es otra de sus características.” (p.11), no se plantee como posible explicación la posibilidad de que se esté produciendo una redistribución a nivel mundial en la que los que más tenemos, el centro o el norte como prefiramos llamarlo, estamos perdiendo para que la periferia o el sur empiecen a mejorar. Evidentemente, si se considera que es así serían muy diferentes los análisis y las consecuencias que se deberían sacar.

Finalmente, me gusta y estoy totalmente de acuerdo con la cita que hace del sociólogo  César Rendueles: “Hay que dejar de pensar que intervenir en un espacio público es escribir mensajes revolucionarios en las redes sociales.” (p.268) Creo que, desgraciadamente, muchos lo hemos pensado en más de una ocasión y está claro que no es así.

En resumen, un ensayo de divulgación de mucha calidad y claridad. Sugerente y, como se ve por los textos que he reflejado, también con elementos para el debate y la reflexión.





Joaquín Estefanía, Estos años bárbaros

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