martes, 14 de febrero de 2017

Para conocer mejor a Donald Trump



“Como demuestran los muchos episodios referidos en estas páginas, Trump es extraordinariamente ágil para hacer lo que se le antoja y librarse del castigo.” (p. 227)

Esta frase que aparece casi al final del libro, me ha surgido varias veces a medida que lo iba leyendo y es que, efectivamente, parece inexplicable cómo logra salir a flote de casi todos los charcos en los que se mete; y no son pocos precisamente.
Johnston conoce a Trump desde hace casi treinta años. Lo ha investigado y ha mantenido más de una conversación con él.  Aquí, a lo largo de los 24 capítulos en los que divide el texto, escribe, partiendo de sus antecedentes familiares que le dejaron suficiente dinero, sobre los diferentes negocios que llevó a cabo en los años ochenta y noventa principalmente. Desde el intento de creación de una liga que compitiese con la NFL, a la construcción de un casino en Atlantic City. El recorrido sobre esos negocios resulta a veces excesivamente prolijo lo que hace que no siempre se pueda seguir con facilidad. Además, tampoco la prosa de este periodista es comparable, por ejemplo, a la de un Gay Talese. No obstante, resulta interesante y, sobre todo, cuando hace caracterizaciones del personaje como estas porque ayuda a descubrir otras facetas:

 “Discrepar de Trump significa estar equivocado. Presentar a Trump de un modo que no se ajuste a la imagen que él tiene de sí mismo es ser un perdedor. Es un enfoque de la existencia que tal vez funcione en el mundo de los negocios (donde Trump puede darse media vuelta y no tratar con las personas que no gusta), pero los dirigentes gubernamentales no pueden permitirse ese lujo, menos aún el presidente de los Estados Unidos.” (p. 74)

“Vale la pena señalar que la memoria de Trump parecía bastante aguda tres años más tarde, en 2001, cuando insistió en que había visto en la televisión  que miles de musulmanes de Nueva Jersey jaleaban las llamas de las Torres Gemelas. Nunca se ha encontrado ninguna cinta de vídeo, ninguna fotografía, ni ningún informe policial que sustente este recuerdo. Pero Trump sostiene que su recuerdo era fiel. Después de todo, como dijo en Iowa en el año 2105 ante el público de su campaña, él había sido agraciado con “la mejor memoria del mundo”.” (p. 141)

Además, en el capítulo 3, Valores personales, añade los siguientes tomados de expresiones del propio Trump: No  confiar en nadie y menos en los buenos empleados. Usar la venganza como política empresarial. Engañar quince veces más a la gente que te engaña.
Como se ve toda una panoplia de “buenas prácticas”.
También me ha parecido realmente increíble la entrevista que reproduce en el capítulo 18, Amantes imaginarias, en la que un periodista aún más impresentable que el propio entrevistado le pregunta sobre su relación con Carla Bruni.
En fin, un libro que se lee con rapidez y que colabora a fomentar el desprecio que está provocando este personaje que resultaría cómico si no pudiera llegar a ser tan dramático tal y como está planteando su presidencia.
Otra buena aportación de esta peculiar editorial, Capitán Swing.
Hay una reseña bastante completa de Raúl Jiménez en indienauta.com.



David Cay Johnston, Cómo se hizo Donald Trump. Traducción de Ricardo García Pérez

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