miércoles, 15 de noviembre de 2017

El buen periodismo



Soy un apasionado del periodismo como ya he demostrado muchas veces por las lecturas del blog. Cuando veo un libro sobre cualquier aspecto del tema me ilusiono con lo que podré encontrar en él. Hace solo un par de días vi este en la librería, lo compré y leí de un tirón. Apenas conocía a Ayestaran aunque precisamente le vi en el programa que Jordi Évole dedicó hace una semana al Dáesh. A Lobo sí lo conozco bastante, he leído más de un libro suyo y el último, Todos náufragos, me pareció magnífico y, como tuve ocasión de comentar por escrito al propio Lobo, encontré en él muchas referencias de carácter personal que tenían que ver también con mi propia historia.
Ahora se han juntado ambos periodistas y durante dos días han conversado sobre diversos aspectos de su profesión, en concreto creo que se puede dividir el libro en tres partes: por un lado, están sus reflexiones sobre la situación internacional centrada sobre todo en Oriente Medio; por otra parte, comentan algunas de las vivencias que más les han afectado personalmente ; y, finalmente, dedican un tiempo a analizar el estado actual de su profesión.
En los tres apartados he encontrado buenos análisis y sugerentes cuestiones. En la primera es Ayestaran, que vive y trabaja sobre el terreno,  el que más aporta. En la segunda me han impactado las historias que cuenta Lobo. En la tercera ambos ofrecen buenos análisis.
Hay una gran cantidad de coincidencias entre ellos, pero desde luego la fundamental, creo, es la fuerte crítica a la actitud occidental con respecto a los diferentes conflictos. Reproduzco algunos fragmentos de la conversación como ejemplo:

“R.: ¿Quién decide quiénes son los buenos y quiénes los malos? Una cosa está clara: son tan malos los que degüellan a un sacerdote en Francia como los que ponen una bomba en Bagdad, aunque esto último reciba muy poca atención mediática.
M.: Ninguna.” (p. 62)
(Sobre esta realidad ya he comentado en la reciente a un libro sobre la situación en África porque me parece un tema realmente sangrante.)

“M.: Creo que Europa sí tenía antes un papel de garante de la moral, pero lo ha perdido. El silencio durante el intento de golpe de Estado en Turquía o lo que pasó en Egipto lo demuestran. A Mohamed Morsi lo eligieron presidente de Egipto democráticamente, pero los militares dieron un golpe y no solo no se condenó o censuró, sino que se le dio la bienvenida. La UE abraza este tipo de golpes y dictaduras militares desde el minuto uno.” (p.63) 

“R.: Plantamos las urnas en países que no tienen ninguna estructura social ni tradición democrática, hacemos la foto y nos vamos diciendo que ya están en democracia. Más del 80% de las mujeres afganas y más de la mitad de los hombres son analfabetos. Votan lo que les manda el jefe del pueblo. Estados Unidos pone urnas para poder decir a las madres de los soldados que su hijo murió para proteger su país y para llevar la democracia a Afganistán. Es mentira. Los políticos lo saben. Pero hay un momento en que nos olvidamos de que estamos mintiendo.” (p. 72)

Especialmente duras me parecen las siguientes palabras de Lobo aunque reconozco que reflejan muy bien la realidad:

“R.: ¿No te pasa, Mikel, que cuando vuelves a casa la gente te pide que le cuentes lo que has vivido, pero que en realidad se la suda? Al llegar no tienes palabras para contar nada, y cuando llegan las palabras a nadie le importa una mierda lo que tienes que contar.” (p. 95)

Un libro absolutamente recomendable y que solo tiene un defecto aunque este sea grande, su tamaño: son apenas 140 páginas en formato bolsillo. Con estos temas y estos contertulios me hubiera gustado un libro de al menos el doble de espacio. Me han hecho disfrutar con la lectura y también plantearme algunas cuestiones. No se le puede pedir más a un libro.
Por cierto, ya estoy buscando el libro que Ayestaran acaba de publicar sobre Oriente Medio y espero que Lobo termine pronto la novela que según anuncia está escribiendo.

Mikel Ayestaran y Ramón Lobo, Guerras de ayer y de hoy.

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