miércoles, 14 de febrero de 2018

Una sorprendente primera novela



Creo que no hago sino repetir un lugar común si afirmo que lo primero que sorprende en esta magnífica novela es el hecho de que haya sido escrita por alguien de veintitrés años. Parece una obra de la plena madurez de alguien que se dedica a la literatura.
Si hace unos meses al comentar la primera novela que leía de la autora decía que me había parecido un tanto desigual, ahora tengo que decir que esta me parece una obra prácticamente redonda. Los personajes están plenamente conseguidos en su concepción y en sus matices; las historias que va contando tienen gran interés y, en muchos casos, hondura psicológica; la alternancia del protagonismo de los diferentes personajes en los capítulos está muy bien organizada; la novela va avanzando poco a poco y, además, tiene un componente de crítica social y política como recoge Elvira Lindo en el Prólogo:

“Si encuentro un halo visionario en la prosa de McCullers es debido a que los discursos enardecidos de sus personajes, discursos porque en ocasiones hablan como si estuvieran ante un público que no ven, poseen una enorme cualidad política, están empapados del espíritu de su tiempo.” (p. 9)

Esto se puede ver bien reflejado en los dos siguientes fragmentos:

“Observa la lenta aglutinación capital y poder, y cómo ha llegado hoy a su cúspide. Ve América como una casa de locos. Ve cómo los hombres tienen que robar a sus hermanos para poder vivir. Ve cómo los niños se mueren de hambre y las mujeres trabajan sesenta horas por semana para ganarse la comida. Ve a todo ese maldito ejército de parados y los miles de millones de dólares y miles de kilómetros de tierras desperdiciada.. Contempla cómo se aproxima la guerra.” (p 169) (De un extenso monólogo de Jake.)

“Los cinco pacientes no se habían perdido por ninguna negligencia de su parte. La culpa había que buscarla en los largos años de necesidades que habían tenido que soportar. Las dietas a base de pan de maíz, vientre de cerdo y jarabe, el amontonamiento de cuatro o cinco personas en una sola habitación. La muerte de los pobres.” (p.273)

Hay bastantes momentos más en los que se habla de la situación política a partir de monólogos de dos de los principales personajes protagonistas: Jake Blount, un marxista que incluso está intentando crear una organización  -Acción-, y Copeland, el médico negro que es uno de los personajes que más me ha llegado en una novela en la que la resulta muy difícil destacar a alguien porque también hay otros grandes personajes como la joven Misk –que parece que es un trasunto de la autora-; el dueño del restaurante y buena persona que es Biff Brannon y, por supuesto, el para mí enigmático sordomudo Singer que recibe a todos y a todos acoge y escucha, un personaje positivo pero tan solitario como en el fondo la mayoría.
Además de en esos monólogos, a lo largo de todo le texto se van deslizando ideas contra el racismo de forma directa o, indirectamente,  mostrando la situación de algunos miembros de la comunidad negra. Hay que tener en cuenta que el libro aunque nunca se dice en qué lugar concreto se desarrolla la historia, sí menciona que es en el sur. También aparecen en más de una ocasión referencias a Hitler y al fascismo.
Se dice también muy acertadamente en el Prólogo que la autora tiene: “(…) perspicacia psicológica, sentido social, observación sensitiva, intuición sexual…” (p. 12)
Esa gran sensibilidad creo que es lo que hace tan grande esta primera novela de McCullers que se lee no solo con total interés sino, como sucede con las grandes obras, participando de alguna manera en la historia que se nos está contando.
Más que recomendable. Habrá que acercarse a más obras de la autora.
Existe una buena reseña de Montuenga en unlibroaldía.blogspot.com.

Carson McCullers, El corazón es un cazador solitario. Traducción Rosa María Bassols Camarasa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario