lunes, 7 de mayo de 2018

Gran descubrimiento



Este libro se publicó por primera vez en inglés en 1990 y se tradujo en 2012, pero a pesar de mi afición tanto por el periodismo como por la no ficción lo desconocía totalmente hasta que, de una forma bastante casual, me topé con una entrevista a Emmanuel Carrère en la revista digital cultura.nexos.com en la que este gran escritor francés, especialista en el periodismo y la no ficción, mencionaba el libro en un fragmento que no me resisto a reproducir íntegro a pesar de su extensión:

Nexos: ¿Hay alguna obra o algún otro escritor, además de Truman Capote, que lo haya llevado por la senda de los personajes criminales?

EC: Para empezar, creo que el modelo de Capote es algo con lo que tiene que enfrentarse, en algún punto, cualquier escritor que trabaje sobre nota roja (fait divers). Es el gran libro en ese ámbito. Hay otro libro que me encanta que se llama El periodista y el asesino de Janet Malcolm; no sé si está traducido al español. Malcolm es una periodista estadounidense, ya mayor, de The New Yorker. Ese libro es estupendo. Es verdaderamente interesante: ¿quieren que les cuente la historia? Es un tipo acusado de haber asesinado a su esposa y se sospecha que a sus hijos también. Se espera su juicio y en el sumario parece ser que sí es culpable. Un periodista, un escritor especialista de esas historias criminales, decide entonces hacer un libro sobre el caso y firma un contrato de publicación. Se pone en contacto con el presunto asesino. Empiezan a trabajar juntos y, mientras el acusado está en libertad condicional, no deja de repetirle a la prensa cómo se va a escribir un libro para defender su inocencia. Luego condenan al tipo, sale el libro, y el presunto asesino descubre horrorizado que el libro lo describe como un psicópata perverso y que el escritor está absolutamente convencido de que es culpable. El asesino, desde los bajos fondos de la cárcel, demanda al escritor; no por difamación sino acusándolo de haberlo engañado, de haber traicionado su confianza. Entonces, la periodista de The New Yorker sigue muy de cerca el caso y escribe El periodista y el asesino, un libro corto de unas cincuenta páginas, de una inteligencia extraordinaria y brillante. Se los recomiendo.

Un gran resumen de en qué consiste este libro que es uno de los más interesantes que he leído sobre el periodismo y que tiene, además, interesantes reflexiones sobre la no ficción de lo que puede ser un buen ejemplo el siguiente fragmento:

“Los personajes de las obras no ficticias, en no menor medida que los personajes de las obras de ficción, se deben a los más personales deseos y a las ansiedades más profundas del autor; esos personajes son los que el autor desea que sean y se preocupa de que así ocurra.” (p. 217)

Y ya puestos a hacer un comentario basado en opiniones ajenas, Ian Jack en su Prólogo deja claro el método y el objetivo de la autora:

 “Como toda su obra, El periodista y el asesino se atiene maravillosamente a lo concreto: personas, lugares, cartas, conversaciones. No se presenta como una narradora fidedigna, sino como guía por los vericuetos de la conducta humana y su relación con uno de los aspectos más importante de la vida moderna el espejo deformante de los medios de comunicación.” Ian Jack en el Prólogo (p.19)

Después de todo lo dicho hay poco que añadir y por mi parte solo lo haría con dos aspectos que me han resultado novedosos. Por una parte, el hecho de que se pueda entrevistar a los jurados de un juicio al acabar el mismo y que se pueda hablar de las deliberaciones que han tenido lugar. Por otra parte, también me ha interesado lo que comenta sobre si se debe hacer una transcripción literal o no de las conversaciones con los entrevistados.
Evidentemente estos son dos temas colaterales en un libro -por cierto de 236 páginas en la edición española y no de 50 como en la edición que menciona Carrère-, cuyo interés empieza con una memorable primera frase: “Todo periodista que no sea estúpido o engreído como para no ver la realidad sabe que  lo que hace es moralmente indefendible.” Y a partir de ahí no decae aunque lógicamente no se exprese siempre con esa rotundidad.
Un libro absolutamente recomendable para cualquiera, pero sobre todo para quienes estén interesados por el periodismo y la novela de no ficción.
Hay una reseña muy completa y muy interesante de Bárbara Ayuso en Jotdown.es.

Janet Malcolm, El periodista y el asesino. Traducción Alfredo Báez.

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