lunes, 2 de julio de 2018

Otro ejemplo de buen periodismo



Estamos ante otro magnífico ejemplo de periodismo del bueno. Hay que agradecer otra vez a la editorial Península que siga publicando libros de gente joven como Aldekoa, Ayestaran, Vicente, y no tan joven como Lobo; periodistas que son capaces de comunicar de una forma clara y con buena escritura lo que sucede en otras partes del mundo.
En este caso y como indica el título se trata de China. Vicente llegó en 2002 y pronto se convirtió en corresponsal de TV3 durante más de una década. Tuvo por tanto ocasión de asistir a muchas de las grandes transformaciones que se han producido en ese inmenso país.
En este libro no se trata de explicar técnicamente y con el empleo masivo de datos los grandes  cambios que se han producido en todos los sectores de la sociedad china, para ello ya existen suficientes libros en el mercado. Lo que pretende el autor es dar su visión personal de lo sucedido para lo que utiliza sobre todo sus propias experiencias. Así, escribe sobre la contaminación, el control policial (aquí hay muchos momentos curiosos de sus relaciones con la policía), el secuestro de niños, la familia, la vivienda, la religión oficial y un largo etcétera. Para ello en los 24 capítulos en que ha dividido el libro va yendo de adelante hacia atrás y viceversa porque lo importante es el tema y no el momento.
En general, se muestra bastante crítico con lo que ve y suele destacar los aspectos más negativos como pueden ser entre otras: la multitud de prácticas alimentarias irregulares, los graves problemas de la contaminación por el uso masivo del carbón o la utilización de los manicomios para reprimir a los que hacen peticiones a los gobiernos.
Me ha llamado la atención el hecho de que fuera detenido por la policía en más de una docena de ocasiones aunque logró siempre salir más o menos bien librado.
No obstante lo dicho, Vicente ha formado familia en China y eso ya indica que no todo lo que ha visto y vivido ha sido tan negativo.
En un libro tan extenso, tiene 420 páginas, hay un poco de todo y solo me ha sobrado quizá la excesiva extensión de algunos momentos porque por lo general el espacio está muy bien ajustado a la importancia de lo que cuenta.
Se lee con mucho interés y está escrito con la agilidad propia de un buen periodista. Muy recomendable.
Para finalizar me gustaría destacar dos ideas que me ha parecido que reflejan bien dos aspectos importantes:

“Culturalmente, la china es una sociedad adicta al dinero. (…) No acabas de adaptarte a China hasta que has aprendido a contar el dinero como lo hacen ellos y a manosear los billetes para comprobar si alguno es falso.” (p. 164)

“Creo que Occidente no podrá deshacerse nunca de una visión a menudo injusta de los muchos méritos de la gestión china, por el simple hecho de que, para nosotros, es una dictadura. Y, frente a eso, no solemos admitir matices. Y al mismo tiempo creo que los chinos nunca acabarán de entender o admitir que hay valores que no son occidentales, sino universales.” (p. 374)

Sergi Vicente. China Fast Foward. Traducción Agnès González. (El original del autor está en catalán).

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