jueves, 16 de agosto de 2018

Otra perspectiva de los campos de concentración




Esta novela autobiográfica se publicó en Italia en 1979 y no ha sido traducida al castellano hasta ahora a pesar de ofrecer otra perspectiva de los campos de concentración. La autora, una joven cercana a la ideología fascista en aquellos momentos, quiso comprobar que eran mentiras las cosas que se afirmaban de los campos nazis y se fue a trabajar a Alemania para lo que se trasladó y vivió en campos de trabajo e incluso en Dachau.
¿Es literatura del Holocausto como se afirma en el Prólogo o en la contraportada del libro? Creo que no, que esa calificación está pensada para los libros que hablan de la represión de los judíos, algo que en este libro apenas si aparece, pero en todo caso se trata de un texto muy interesante e instructivo por el punto de vista desde el que está escrito.
El libro consta de cuatro partes escritas en diferente momentos: 1953-54, 1961, 1975 y 1977, pero siempre con la misma protagonista, la autora y, además, sin que la historia se continúe tras cada parte. Así, si en la primera se produce la huida de Dachau, en la segunda se describe el accidente que la dejó paralítica y todo lo que sucedió tras él, para retomar en la tercera su trabajo en la IG Farben y la vida en el lager para finalmente, en la cuarta parte, que esta vez sí continúa la anterior, mezclar la pura narración con interesantes reflexiones sobre la memoria y la ocultación como, por ejemplo, la siguiente:

“Esto es lo que ahora me interesa comprender. De dónde me viene tamaño bloqueo, por qué durante tantos años he podido pasar por alto los nudos esenciales de ese pasado violento, creyendo tal vez que así podría aprender la lección que éste me enseñaba.” (p. 345)

También hay una reflexión que recuerda mucho las cosas que decía su compatriota Primo Levi, el autor que mejor ha reflejado lo que era la existencia en un campo de concentración:

“Me refiero a la absoluta normalidad del delito, de la violencia física, de la delación y la perversión como algo cotidiano en las relaciones, muy pronto todo ello se convertía en algo natural, familiar.” (p. 354)

Tengo que reconocer que leyendo la primera parte estuve a punto de abandonar la lectura;  no entendía bien lo que me contaba ni me interesaban demasiado las peripecias de los diversos personajes, pero decidí darle una oportunidad ante las referencias a críticas que la editorial ha recogido en una pestaña del libro.  Acerté, pues  la segunda parte, para mí la mejor del libro, es realmente potente con la narración bastante escalofriante de las operaciones tras su accidente  y las recuperaciones posteriores.
Aunque es un libro de 500 páginas es muy recomendable por ser, como decía al principio, la visión de una joven proveniente del fascismo. Además, d’Eramo es una buena narradora y no se corta al contar las experiencias más duras sobre todo en el tema de sus operaciones y posoperatorios. Lo menos interesante del libro es lo que cuenta sobre los campos porque ya se han publicado muchos libros sobre el tema y en este no hay apenas aportaciones novedosas, quizá no era así en el momento de su publicación. Lo que sí resulta interesante es la peripecia personal de la autora en ellos.


Luce d’Eramo. Desviación. Traducción Isabel González-Gallarza.

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