jueves, 1 de noviembre de 2018

Khadra se atreve con todo




Este escritor argelino aunque afincado en Francia desde hace ya tiempo es uno de mis favoritos. He leído todo lo que ha publicado y solo he tenido una decepción. Escribe sobre temas complicados y conflictivos y es capaz de enseñar siempre cosas al lector, tanto cuando escribe novela negra, como cuando lo hace sobre el islamismo radical en cualquiera de sus vertientes, al mismo tiempo que lo entretiene.
En esta novela se atreve nada menos que con el terrorismo practicado en Europa, más concretamente en Francia y Bélgica, por un grupo formado en este último  país.
El protagonista, Khalil, intenta atentar en París como terrorista suicida, pero le falla en el último momento el cinturón explosivo; vuelve a Bélgica y estará oculto hasta que se ponga de nuevo en contacto con la organización hasta que… (No debo hacer spoiler). Hasta aquí los elementos más de thriller que tiene la novela. Sin embargo, siendo esto interesante, lo es más cómo Khadra intenta explicar por qué unos jóvenes con estudios están dispuestos al sacrificio.
Entre las razones que da estarían: por un lado, su situación familiar con una familia que no se preocupa por sus estudios y un  padre borracho que tiene  un humor de perros y que no muestra ningún afecto; por otro lado, en expresiones del protagonista diseminadas a lo largo del texto como “Nunca seré un auténtico belga”, ”Necesitaba tener un camino”, “Por primera vez en la vida me siento importante”,  allá arriba, un ángel entre ángeles”.
Es decir, diferentes aspectos y elementos de un mismo desarraigo que encuentra su refugio en la Solidaridad Fraterna.
Un fragmento como ejemplo de la sensación de rechazo:

“- La continua alusión al color de su piel le impedía sentirse como los demás belgas. A Drriss le pasaba lo mismo. Y a mí también, y a toda esa gente venida de fuera, a la que aparcan en barriadas de mala muerte y señalan con el dedo cada vez que se aventuran fuera de su zoológico. La gente no se da cuenta de las catástrofes que provocan con sus palabras despectivas.” (p. 117) (Driss es un amigo de la infancia  que se inmola en el atentado en el que falla Khalil)

Hay dos momentos en la novela en los que Khadra intenta explicar dos situaciones y dos comportamientos distintos de los hijos de inmigrantes. En uno lo hace a través de un diálogo en el que en un grupo de jóvenes fundamentalmente se critican las acciones terroristas y en el otro en unas páginas en las que explica cómo alguien se termina convirtiendo en “soldado”.
Como es habitual en la obra del este autor, la historia avanza sin pausa, se centra en lo fundamental y usa flashbacks para mostrarnos algunos aspectos de la vida de Khalil, es muy ágil en su desarrollo y resulta difícil dejar su lectura porque se quiere saber qué pasará a continuación, es decir, resulta  tremendamente adictiva.
Para terminar, dos opiniones de críticas hechas en Francia que la editorial recoge en la solapa del libro:

“Narrada en primera persona, en su nueva novela que deja sin aliento Yasmina Khadra se infiltra con realismo en la piel de un candidato a terrorista ficticio al que sitúa en unos hechos reales y trágicos de todos conocidos.” Le Vif L’Express

Khalil es una novela apasionante, heladora y necesaria (…) Una novela potente que plantea las bases de una reflexión indispensable.” Le Soir.

Muy recomendable como lo es en general toda la obra de este peculiar escritor que antes fue comandante del ejército argelino.

Yasmina Khadra, Khalil. Traducción Wenceslao-Carlos Lozano.

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