No es la primera vez que tengo esta experiencia: leer unas memorias de un autor del que no he leído nada de su obra. En este caso, además, no conocía nada de él ni de su obra (de hecho, que yo sepa, solo existe otro pequeño libro traducido). Lo que me impulsó a su compra y posterior lectura fue, por un lado, lo que de él se dice en la solapa y la contraportada y, por otro, una cierta confianza en la editorial.
El libro me ha resultado muy desigual en cuanto al interés despertado. Me han atraído las historias sobre los campos de internamiento en Francia, distintas vicisitudes en la RDA y sus reflexiones sobre el socialismo real, su historia de amor,…pero, al mismo tiempo, me han sobrado otras muchas historias y reflexiones. Creo que son unas memorias a las que les falta un objetivo, esto es, saber qué se quiere contar y por qué.
Warden escribe y narra bien, pero carece de garra salvo en la parte correspondiente a la muerte de su mujer e incluso aquí con matices.
Un libro que ofrece más desde su mismo título de lo que luego llega a dar.
Fred Wander, La buena vida o de la serenidad ante el horror
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