A lo largo de las entradas de este blog se puede comprobar cómo Coetzee ha sido uno de los autores que más he leído, si no el que más, en los tres últimos años. Desde que le concedieron el Nobel en 2003, su obra está siendo publicada en España a un ritmo constante, y a ese mismo ritmo la he ido leyendo. Evidentemente, no todos sus libros me han gustado de la misma forma, e incluso hay un par de ellos que no me han gustado en absoluto como queda constancia en este blog, pero el conjunto me parece extraordinario y de un gran valor literario y, por qué no decirlo, moral. Su estilo seco y conciso; sus temas: el desamor, la soledad, el racismo; sus ambientes rurales, apartados, desérticos a veces, hacen que su lectura sea una gran experiencia. Además, es un escritor, como a mí más me gustan, de pocas páginas pero intensas.
Desgracia, Vida y época de Michael K y Verano, me parecen sus mejores novelas, aquellas, además, donde se aprecia más claramente la forma de hacer y pensar de Coetzee.
En otras entradas he hecho mención de otras obras por lo que ahora me limitaré a reflejar algunas opiniones sobre el autor, que aparecen en la contraportada de su libro Elizabeth Costello, realizadas por tres de los escritores a los que más admiro:
“Solo puedo decir, como mero lector suyo ya antiguo, que cada frase de las novelas de Coetzee tiene la extrañísima virtud de impeler fuertemente a pasar a la próxima, y también, a la vez, de hacer que uno desee demorarse en ella y lamente siempre abandonarla o dejarla atrás”. (Javier Marías)
“Porque Coetzee no es solo un escritor para escritores; es el escritor de los escritores”. (Carlos Fuentes)
“El surafricano J.M.Coetzee es uno de los mejores novelistas vivos y no digo el mejor porque, para hacer una afirmación semejante, habría que haberlos leído a todos”. (Mario Vargas Llosa)
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