“(…) a la civilización del espectáculo, es decir, a la frivolidad, la superficialidad, la ignorancia, la chismografía y el mal gusto” (pág. 185)
“La frivolidad consiste en tener una tabla de valores invertida o desequilibrada en la que la forma importa más que el contenido, la apariencia más que le esencia y en la que el gesto y el desplante –la representación- hacen las veces de sentimientos e ideas.” (pág. 51)
Estas dos frases creo que resumen bien cuál es la opinión que le merece a Vargas Llosa una gran parte de las cosas que suceden hoy en el mundo de la cultura y no solo de ella.
Libro bastante desigual en el tratamiento y el enfoque de los distintos temas que toca. Así, dedica demasiado espacio a la religión para decir poco en relación con el espectáculo, y poco a lo que es, según el autor, la cultura en sentido estricto. Reconozco que estoy muy de acuerdo con un cierto elitismo que se desprende de algunos de sus análisis y en desacuerdo con sus opiniones en temas como la educación. Por otra parte, he disfrutado con la prosa y me ha gustado la originalidad de terminar cada capítulo, bajo el epígrafe de Antecedentes, con un artículo del autor escrito hace tiempo sobre el tema tratado.
Tras la lectura del libro de Verdú al que dedicaba una entrada hace solo unos días, éste de Llosa viene a ser un buen complemento al contradecir en parte cosas que en el otro se leen y así poder obtener una visión más amplia y compleja de algunos fenómenos actuales.
Al día siguiente de poner esta entrada aparece el siguiente comentario de Jorge Volpi en El País. Aunque podría parecer lo contrario, estoy básicamente de acuerdo con la crítica que le hace a Vargas Llosa, e incluso yo me siento un tanto criticado, pero he de asumir dos verdades como puños: soy un pequeño burgués y, lo que es peor, tengo ya una edad...
Comentario de Jordi Llovet en Babelia.
Mario Vargas Llosa, La civilización del espectáculo
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