No hace mucho que vi las dos temporadas de Boss. Ahora estoy comenzando House of cards (he visto 5 de los 13 episodios). Magnífica, hipercrítica, bien interpretada y dirigida. En fin, una serie como nos tienen acostumbrados desde Estados Unidos. Eso sí, tal desvelamiento del poder y sus sombras, que en Boss era el local (ayuntamiento de Chicago) y en ésta es el federal (Congreso en Washington), tiene un cierto efecto desmoralizador y paralizante al menos en mi caso; desgraciadamente, todo lo que se cuenta resulta verosímil y aquí conocemos casos de ello.
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