Cuando leí El edificio
Yacobian, me pareció haber descubierto a un sucesor de Naguib Mahfuz tanto
por su forma como por el costumbrismo cairota que destilaban sus historias.
Esta colección de diecisiete relatos me ha defraudado en
parte. Hay algunos, pocos, que me recuerdan lo que me gustó de su libro
anterior, pero hay otros que me han resultado intrascendentes o incluso un
tanto pretenciosos. Tratan multitud de temas: la sanidad, la administración, la
guerra de los seis días, la educación, el matrimonio,…o, simplemente, cuentan
una breve historia. Formalmente los hay desde el típico realismo hasta un
cierto simbolismo y, en general, están bien escritos. Creo que a veces lo que
les falta es fuerza y lo que les sobra es demasiada voluntad de estilo.
Alguno de los relatos fue prohibido en su momento por
las referencias políticas y culturales, y se editó de forma privada y
semiclandestina. Una curiosidad del autor es el hecho de que su verdadera profesión
sea la de dentista.
En estos días en que Egipto está en primera plana de
la información, creo que es más recomendable leer a Mahfuz o el libro de Aswany que citaba al principio.
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