Tercera entrega de la seis previstas de este grandísimo
conjunto de relatos sobre el horror de los campos del estalinismo.
Aunque parezca un tópico, faltan palabras para
describir lo que cuenta Shalámov y lo que provoca su lectura. Además, y lo más
sorprendente, es que no se ensaña con las desgracias, no carga las tintas,
simplemente describe y cuenta, pero es tan duro que a veces resulta agobiante
su lectura.
En este tercer volumen aparecen muy poco los trabajos
en las minas de oro y se centra más en otros aspectos como, por ejemplo, los
intentos de fuga o los cursos de aprendizaje de enfermero. Por lo tanto, no hay
tantas escenas de la dureza del trabajo como en anteriores volúmenes, pero
siempre están las arbitrariedades de los guardianes, las dificultades de la
convivencia y el largo etcétera que suponen las historias sobre estos temas.
Como siempre, su escritura es directa, sin florituras,
sin muchos adjetivos, con frases cortas, pero, al mismo tiempo, con una gran
riqueza de matices y un buen trabajo sobre la psicología de los personajes (el relato dedicado a los profesores del curso de enfermero es un buen
ejemplo de esto último).
Recomendable como cualquiera de los anteriores y,
seguro, como el resto de la serie.
Varlam Shalámov, Relatos
de Kolimá. Volumen III. El artista de la pala
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