En poco tiempo he podido leer dos libros de memorias
de autores chinos que viven en Estados Unidos. Si el anterior me gustó, éste no
ha sido menos. Unas memorias que abarcan fundamentalmente los años setenta y ochenta
del siglo pasado y que incluyen momentos de la revolución cultural de Mao.
Resulta particularmente curioso que el centro de estas
memorias lo constituya la preparación del funeral de la abuela del autor que,
por cierto, tardó bastante tiempo en fallecer. La fabricación del ataúd, la
preparación de la gran cantidad de ropa necesaria, la organización del viaje desde
Xian donde vive hasta Henan donde está enterrado su marido, etc., forman un
conjunto de actividades a las que se dedica, empleando gran parte de los
ahorros, el padre de Huang que, además, es miembro del partido comunista. Claro
que todo tiene una explicación: en la época maoísta estaban prohibidos los
enterramientos a la manera tradicional y había que incinerar los cadáveres.
Todo ese trajín permite al autor intercalar retazos de
su vida, de sus relaciones familiares y de la vida en general bajo aquel
régimen sobre el que, por otra parte, tampoco carga las tintas en exceso.
Escritas de una forma muy desenfadada, con gran
sentido del humor y con una narración que fluye sin interrupciones y de forma
muy natural.
La segunda parte en la que ya vive en Estados Unidos
pierde bastante de su gracia aunque no deja de ser interesante.
Wenguang Huang, El
pequeño guardia rojo
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