Pocas
cosas mejores cuando uno está un poco depre y necesita distraerse que le lectura de una buena novela policiaca.
Meterse en la trama, ponerse en el papel del protagonista y vivir sus aventuras
y sus problemas, todo ello colabora a olvidarse de otras cosas. Si, además,
como es el caso, la novela es buena pues miel sobre hojuelas.
Esta
novela del año 1969 y de una autor mexicano tiene varias virtudes, pero quizás la que más me ha interesado ha
sido la del lenguaje que utiliza. En las películas mexicanas recientes siempre
tardo un cuarto de hora en lograr entender lo que se dice; en esta novela hay
expresiones que no he llegado a entender en ningún momento, pero no importa,
forman parte del encanto de la obra como también la utilización de la tercera y
la primera persona a veces casi en la misma frase.
Original,
previsible, con un protagonista curioso y atrayente, narrada sin pausa, en fin,
una buena novela de género en la que no falta, por supuesto, algo de crítica social,
en este caso al poder político.
Recomendable
como mera distracción y entretenimiento.
Rafael
Bernal. El complot mongol
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