domingo, 16 de febrero de 2014

Feliz recuperación de un escritor español




Es la sexta novela que leo de Chirbes, pero la primera desde que en 2003 leí Los viejos amigos. Dada la, por otra parte, un tanto absurda costumbre que he adoptado de no leer apenas autores españoles, se me pasó Crematorio de la que, sin embargo, vi la adaptación a la televisión.
Todo esto viene a cuento porque la que comento me ha parecido una novela espléndida, de esas que dejan huella humana y literaria, de las que te cuesta trabajo despegarte cuando las estás leyendo y que te meten en su mundo.
Una novela que usa principalmente los monólogos del protagonista en los que, además, apenas existe el punto y aparte, con escasos diálogos y solo algún fragmento contado en tercera persona; en la que la historia, la trama, no es lo relevante al lado de la cantidad de temas sobre los que se escribe y reflexiona: la familia, la relación padre-hijo, la vejez (este central en la obra), el deterioro, la soledad, el dinero, el enriquecimiento ilícito y, sobrevolándolo todo, el fracaso y la frustración.
Dice Rafael Chirbes sobre su novela en una entrevista:
 
“Y yo creo que es verdad que el impulso de la prosa está en el ritmo de la puntuación, en la música, que es muy importante. Yo creo que el lenguaje por sí mismo no es nada, si no es contenedor de cosas, pero tienes que jugar con ese contenedor, cómo lo distribuyes. El ritmo de un libro es muy importante, su respiración, la tensión. En libros como «Crematorio» o «En la orilla», se busca, dado que el lector se enfrenta a cosas que no le hacen ninguna gracia, y que le hablan de sí mismo de un modo no muy gratificante, que el lector no te deje. «En la orilla» es un libro totalmente centrífugo, como un pulpo que quiere tocar todas las cosas. No quiere ser un libro de personajes sino de un tiempo. “
 
Creo que no se puede expresar mejor lo que es esta gran novela que tiene también la virtud de animar a mirarse uno mismo bien adentro.
Se ha dicho que es la novela de la crisis. Efectivamente, la crisis es el telón de fondo, sus personajes hablan a veces de ella, han sido afectados por ella, pero es muchísimo más. Es una reflexión sobre la vida hecha desde la madurez de alguien más allá de los sesenta.
Absolutamente recomendable. Nada más terminarla he colocado Crematorio, de la que se ha dicho que es, junto a La fiesta del chivo de Vargas Llosa, lo mejor escrito en castellano en el presente siglo, en el estante de libros pendientes. 
Además de la entrevista citada, dejo otros dos enlaces que me han parecido interesantes. Otra entrevista muy completa con Chirbes en la que se habla de la literatura en general  y de su obra en particular, y un breve comentario sobre esta novela.
 
Rafael Chirbes, En la orilla

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