El autor,
aunque coreano de nacimiento, se trasladó tras acabar la guerra de Corea en la que participó a los Estados Unidos donde estudió y en 1964 publicó esta novela.
La guerra
actúa como telón de fondo de un conflicto que surge a partir del asesinato de
varios religiosos cristianos por parte del ejército del norte, no tiene pues
protagonismo aunque sin ella no hubiesen sucedido los hechos que se narran. Yo
diría que el tema principal es el de la verdad o la mentira, o mejor dicho, la
moralidad de la mentira para salvar según qué situaciones. La trama está muy
bien construida, los diálogos son quizá lo mejor de la novela por su
credibilidad y su concisión y toda la obra es muy entretenida e interesante por
momentos, sobre todo en discusiones en las que se debate sobre la moralidad de
algunas decisiones. Los protagonistas están bastante bien perfilados tanto los
pertenecientes al clero como los miembros del ejército.
Quizá si
hubiese que poner alguna pega, creo que sería que parece a veces casi un guion
cinematográfico en el que hay, además, cierta necesidad de acción, pero en todo
caso se lee con gusto incluso por alguien, como es mi caso, que no está
demasiado interesado en aspectos relacionados con la religión. Además, es la
primera novela que leo de un escritor coreano y que se desarrolle durante ese
conflicto del que tantos documentales he visto.
Richard
E. Kim, Los mártires de Pyongyang
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