No defrauda esta escritora. Es la octava entrada en
el blog, y repasando las anteriores veo que prácticamente siempre me ha dejado
un buen sabor de boca.
En este caso se trata de una novela que publicó por
entregas en 1941 con otro nombre y luego póstumamente en 1947. Se podría decir
que es un antecedente de su mejor obra, Suite
francesa, ya que apunta varios de los temas que serán centrales en esta.
Historia de amor, pero al mismo tiempo reflejo de un tiempo -el periodo más o
menos de 1910 a 1940- difícil y conflictivo con las dos guerras y la crisis
económica y, también, como suele suceder en esta autora, de un grupo social: la
burguesía francesa de provincias (aquí el personaje del abuelo, el patriarca de
la familia protagonista, aunque que apenas aparece resulta fundamental por las
consecuencias de lo que hace).
Muy bien narrada, con mucha sensibilidad en el
tratamiento de los personajes huyendo de cualquier maniqueísmo y con gran
fuerza dramática en bastantes momentos. Consta de 30 capítulos. A mí me ha
gustado más la primera parte, hasta que empieza la Segunda Guerra Mundial, que
la segunda que se desarrolla a lo largo del conflicto, pero siempre he
disfrutado con la lectura.
Parece mentira que sigan apareciendo libros de esta
escritora dado lo joven que murió. Se ve que tenía una gran facilidad para
inventar historias y desarrollarlas. Creo que solo me falta por leer un libro
de los que se han traducido hasta ahora.
Irène Némirovsky, Los bienes de este mundo
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