El adoctrinamiento
Al fin tenemos en Baleares una asociación de
profesores auténticamente “profesional” que solamente se va a preocupar de
lograr la mejor instrucción de sus alumnos desterrando de las aulas cualquier
tipo de adoctrinamiento político o social. Se trata de la recién creada PLIS
(Profesores Libres de Ingeniería Social): “una plataforma que reivindica una
escuela como lugar de aprendizaje y no como un medio de instrumentalización (…)” y que “persigue desterrar de las aulas la
«ingeniería social» a la que se han dedicado «intensamente» los gobiernos,
partidos y sindicatos durante las últimas décadas”.
"No somos ni de derechas ni de izquierdas, somos
docentes que queremos sacar la política de las aulas y crear una voz que
transmita a la opinión pública el sentir de aquéllos que no somos la Assemblea
y que no compartimos la instrumentalización que hacen», argumentan.
(subrayado en el original). (Textos extraídos del reportaje de Mayte Amorós en
El MundoBaleares).
Destaco los tres términos que me parecen más
relevantes: Instrumentalización, ingeniería social y política que comentaré a
continuación. No obstante, tengo que hacer constar que tanto por lo que conozco
de forma directa o indirecta de los promotores, como por lo que ellos mismos
afirman en el reportaje mencionado: «se ha pasado de tener un objetivo
pedagógico donde el alumno era el protagonista, a perseguir un objetivo
político donde se defiende el territorio, la bandera y la lengua», su principal
y casi única preocupación es la lengua o, para ser más concreto, el castellano.
Hablan de ingeniería social en la educación
utilizando un término que tuvo cierta repercusión cuando determinados medios se
lo aplicaban al primer gobierno de Zapatero sobre todo a partir de la
ampliación del matrimonio a los homosexuales. En los veinticinco años que he
dedicado a la enseñanza no tengo conciencia de haber sido ingeniero de nada ni
de que lo hayan sido ninguno de mis compañeros. Tampoco de que los gobiernos,
partidos o sindicatos se hayan dedicado a ello (incluido el gobierno de Aznar
con Esperanza Aguirre como ministra del ramo). Quien afirma tales cosas no debe
de conocer cómo funciona un centro educativo ni la inmensa mayoría de los
profesores. En un centro educativo lo que preocupa es el aspecto meramente
burocrático y, como mucho, si el nivel de suspensos es demasiado alto. Por otro
lado, los profesores son un colectivo muy heterogéneo y bastante autónomo en su
funcionamiento como para seguir cualquier medida de esa pretendida ingeniería
social.
La política en las aulas. Este aspecto hay que
enfocarlo desde una doble perspectiva.
Por una parte, está lo que los alumnos aprenden
académicamente sobre cómo es la política, la economía o la sociedad de su país.
En estos momentos apenas si dedican un par de horas en segundo de bachillerato
a saber algo de la Constitución y no estudian absolutamente nada de los otros
dos temas. Así pues, terminan sus estudios sin que oficialmente hayan tenido
que aprender nada de aquellos temas que más van a afectar a su vida cotidiana.
Cuando yo comencé a dar clases, allá por el año 1984, se dedicaba una hora a la
semana en 3º de BUP a estudiar la Constitución. Evidentemente, muchos alumnos
sí saben bastantes cosas de cualquiera de esos temas y tienen formada opinión
sobre ello, pero ha sido en su ambiente familiar o social donde lo han
adquirido y no en el académico.
El segundo enfoque es bien diferente y tiene que ver
con aquello que los profesores puedan
“transmitir” (término que tanto gusta a los miembros del PLIS) a partir
de sus intervenciones en clase lo que podría formar parte de esa
“instrumentalización” de la que se acusa a los profesionales. En este sentido
tengo que decir que a lo largo de mis muchos años de experiencia son raros los
casos que he conocido de compañeros que hayan expresado explícitamente sus
posiciones políticas o ideológicas, es más, entre los pocos que recuerdo los
hay de diferentes opciones. Además, una cosa es manifestar la opinión e incluso
hacer una crítica y otra muy diferente que eso suponga instrumentalizar o
politizar a los alumnos.
Otra cosa bien diferente es que los miembros de un
claustro de profesores tengan sus ideas y sus opciones y las expresen tanto entre
los compañeros como en los órganos colegiados en que es pertinente hacerlo. La
educación tiene un gran componente de actividad regulada por la administración,
esto es, por los políticos que gobiernan y, por lo tanto, existe todo el
derecho a la crítica y a la libertad de expresión.
En definitiva, creo que los fundadores de la nueva
asociación tienen unas ideas bastante equivocadas sobre cómo está la profesión
de la que ellos forman parte, así que, o bien no tienen la capacidad suficiente
para conocerla, lo que no creo que suceda, o bien lo que están haciendo es una
burda manipulación con intereses inconfesados ya que como ellos mismos afirman
“no son ni de derechas ni de izquierdas”. (Por cierto, ¿de qué me sonará a mí
esa expresión?)
Creen ustedes la asociación, expresen sus ideas, métanse con
quien haga falta con argumentos, defiendan lo que consideren justo, pero sobre
todo, háganlo sin dobleces y sin mentiras.
Cine
y televisión
Películas
La
vida de Adele. La película que más me ha emocionado
en los últimos tiempos. El descubrimiento del amor por una adolescente hacia
otra mujer. Magnífica dirección de actrices y extraordinaria protagonista.
Francesa.
Viva
la libertá. Interesante película italiana sobre los entresijos
de la política a partir del equívoco provocado por la sustitución de un hermano
gemelo diputado por otro bien distinto. Muy bien interpretados los dos papeles
por el mismo actor.
Las
dos caras de enero. Entretenido thriller basado en una
novela de Patricia Highsmith con su típica localización en la isla de Creta.
Amanece
en Edimburgo. Sorprendente comedia musical escocesa.
Basada en un éxito teatral hace pasar un rato muy divertido.
House
of cards. Interesante como siempre aunque creo que en esta
temporada la historia se desmanda un poco y va perdiendo consistencia y
credibilidad.
The
americans. Muy buena segunda temporada. Mantiene la tensión
del espionaje y complica las relaciones personales. Varios capítulos
intermedios que parecen escritos por John Le Carré. Además, y es importante,
hay buenos y malos en los dos bandos.
Como se ve, preponderancia del cine europeo y de las
series estadounidenses. Creo que no es casualidad, por aquí se hace muy buen
cine y por allí muy buen cine también, pero para la televisión.
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