miércoles, 26 de noviembre de 2014

Novela antiestalinista


 
Las purgas del estalinismo es el gran tema de esta novela. Sobre ello he leído bastantes libros tanto de testimonios como de recreaciones literarias (Shalamov y su gran serie de relatos sobre Kolimá sería el mejor ejemplo), pero siempre estaban escritos desde la postura del que padece los sufrimientos del destierro y el encierro en los campos del Gulag. La novela de Chukóvskaia está escrita, sin embargo,  y de ahí también su gran valor, desde el punto de vista de los familiares del detenido y, por lo tanto, lo que nos muestra es la búsqueda desesperada de información, la sinrazón de la burocracia y sus funcionarios y, en último término, de un régimen como el estalinista.
La escritora vivió la experiencia en sus propias carnes pues su marido fue detenido en 1937 y ya nunca volvió a verlo. Entre 1939  y 1940 escribió este libro, es decir, con los hechos recién sucedidos con lo que su testimonio adquiere mayor fuerza.
La novela se divide en dos parte claramente separadas por la detención del hijo de la protagonista, Sofia Petrovna. En la primera, todo resulta de una normalidad extrema; trabaja en una editorial en la que es valorada y asciende, mientras que el hijo llega incluso a salir en el diario Pravda por un invento industrial importante. Son dos personas felices en un ambiente agradable. Por el contrario, toda la segunda parte está dedicada a las diferentes pesquisas de Petrovna para intentar averiguar dónde está su hijo.
A lo largo de la obra la autora introduce también la  crítica a diferentes aspectos de la sociedad como los temas que trata la literatura (batallas, tractores, talleres fabriles,…) o la actitud de muchos trabajadores dispuestos a la delación utilizando mentiras.
Novela escrita en un estilo muy directo y realista que se convierte prácticamente en un documento de los desastres de esa época horrible. No es una gran obra literaria, pero sí resulta interesante por todo lo dicho y su lectura, aunque deje un mal sabor de boca, es altamente recomendable.
 
 
Lidia Chokóvskaia, Sofia Petrovna, una ciudadana ejemplar

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