¡Qué mierda de país!
Perdón por el exabrupto, pero es la frase que más me ha venido a la cabeza viendo este magnífico documental.
A lo largo de más de dos horas asistimos, a partir del testimonio de algunos de sus protagonistas, amigos familiares y analistas, a la grosera manipulación policial y judicial que tuvo lugar en Barcelona con los hechos del 4F.
Es un documental imprescindible para ver hasta dónde tienen que cambiar cosas en este país, pero que al mismo tiempo que te hace pensar te produce sensaciones de distinto tipo, en mi caso: ansiedad, asco, rabia, impotencia y una profunda tristeza.
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