Libro difícilmente clasificable pues se trata de un
viaje de la autora en 1964, formando parte de una delegación de la RDA, a
Kazajstán y Siberia para ver los logros del socialismo y escribir unos
artículos para la revista Forum. Nada especial si no se acompañase además el
libro con fragmentos del diario personal de Reimann durante los mismos días.
La autora era en ese momento y a pesar de su
juventud, apenas treinta años, una escritora muy conocida en su país e incluso
con obra publicada en la URSS. El texto se beneficia de su buena escritura y
ofrece también algunas cosas interesantes. Por un lado, una serie de críticas
que, aunque a veces aparecen un poco veladas, no debían resultar fáciles para
la época, así: las comilonas con las que eran obsequiados en todas partes, la
música (“antimúsica marcial”), la arquitectura, sus acompañantes en el viaje
(“¡Y gente así está en el Consejo Central!”) y al mismo Salin aunque, eso sí,
en su diario íntimo. Por otra parte, también hay un cierto cántico a algunas
conquistas del socialismo como: estudiantes de arquitectura construyendo
durante el verano casas en un sovjós,
la gran cantidad de científicos que “sirven al pueblo” o lo avanzado de los
estudios de matemáticas.
Dos ejemplos de su visión positiva:
“Y esa certeza inamovible –viviremos en el
comunismo- es lo que caracteriza a todos aquellos con los que hablamos; son
perfectamente conscientes de lo que significa su trabajo aquí en Siberia, de
adónde se dirigen sus esfuerzos, y además de su coraje y su entusiasmo tienen
también magníficas condiciones materiales para construir el nuevo orden.”
(105-106)
“El modelo socialista no es un seguro contra
tragedias personales, pero al menos uno no está tan terriblemente solo.”
(p.140)
Interesante, pues, un libro de estas características
escrito por alguien que creía en el sistema y que, al mismo tiempo, veía que no
era todo lo bueno que se decía. Además, tiene también su interés ver cómo se
recibía a una delegación de un país “hermano” y la multitud de cifras grandiosas
que se les daba.
De Reimann leí en su día la novela Los Hermanos que creo que es lo único
traducido hasta ahora. Próximamente la misma editorial que este que comento
publicará su gran novela póstuma.
Brigitte
Reimann, La verde luz de las
estepas
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