Esta peculiar novela, recuperada en 1999 tras su
primera y única publicación en 1956,
relata un bombardeo sobre una desconocida ciudad alemana a lo largo de
un período de tiempo de algo más de una hora, más en concreto, desde las 13.01
hasta las 14.10. Asistiremos de manera sincrónica a lo que sucede en diferentes
espacios: una batería antiaérea, una estación subterránea de telégrafos, un
sótano con varias personas que quedan incomunicadas, uno de los bombarderos
estadounidenses, etc. En ellos se van entrecruzando una serie de historias y
reacciones, desde la persecución de un saqueador a la búsqueda de uno de los
pilotos que se ha arrojado en paracaídas pasando por una violación en uno de
los sótanos.
El autor no ahorra descripciones muy desagradables
de lo que supone la violencia de la guerra como por ejemplo esta que sucede al
ser alcanzado un avión de los que bombardean:
“La culata de la ametralladora se deslizó de hombro
del soldado de la torreta y le trituró la mandíbula. Perdió, casi sin dolor,
treinta dientes. Un proyectil explosivo le reventó el pecho, hizo trizas sus
pulmones, proyectándolos fuera de las costillas, y abrió una herida desde la
clavícula derecha hasta la tetilla izquierda. Dos litros de sangre chorrearon
sobre Strenehen (…)
Tocó la carne caliente y un trozo de la tráquea de
le metió entre los dedos. Al introducir el torso en la torreta, sintió el azote
del viento que penetraba por los parabrisas reventados y esparcía la sangre
arrastrándola hasta su rostro. Los cristales de las gafas se tornaron opacos.”.
(p.29)
Se trata, pues, de una novela claramente antibelicista
que, en mi opinión, tiene el inconveniente de ser un tanto reiterativa en las
situaciones, ya que emplea más de 200 páginas para relatar lo sucedido durante
esa hora de bombardeo y en unos espacios muy concretos y cerrados. Además, y
eso reconozco que no tiene por qué pasarle a todo el mundo, al ser la mayoría
de los personajes anónimos, en más de una ocasión me he encontrado un tanto
confundido de dónde y a quién le
sucedían las cosas.
En todo caso es una novela muy original en su
planteamiento y muy arriesgada en su ejecución. A medida que la leía pensaba en
que, seguramente, tendría una buena adaptación cinematográfica.
Gert Ledig, Represalia
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