”Una obra extraordinaria desde el punto de vista de la investigación, la
narración y la memoria.” (The Times
Literary Supplement)
“Una estupenda combinación de literatura e investigación histórica.” (Frankfurter Allgemeine Zeitung)
En estas dos frases que aparecen en la faja que la editorial ha añadido al
libro, se resume de forma perfecta lo que es este grandísimo texto.
Verdaderamente impresiona la capacidad de este historiador alemán para ir
exponiendo el conjunto de cosas importantes que sucedieron en esa ciudad en
ese, por otra parte, desdichado año. Así, desde el Plan General de
Reconstrucción de Moscú hasta la
elaboración del censo de población de la URSS; desde la cinematografía del
momento a las celebraciones del vigésimo aniversario de la revolución; desde la
visión del embajador de Estados Unidos a los últimos textos de Bujarin; y
siempre detrás de todo, la represión tan indiscriminada y absurda –como de
hecho son todas las represiones-, que hasta se dan las cifras de detenciones
que se tenían que efectuar por regiones.
Es imposible en unas pocas líneas dar cuenta de la riqueza de los contenidos
de este magnífico libro. Yo comencé anotando las cosas que me llamaban la
atención, por ejemplo: la vivienda en el Moscú que se iba llenando de
campesinos inmigrantes, el aprovechamiento que hace el autor del Directorio del
Todo Moscú, la ardua tarea de la elaboración del censo, el inventario de
posesiones de un exjefe de la KGB, las curiosas relaciones con los Estados
Unidos,… y lo dejé porque llenaría al menos un par de páginas.
Obviamente, aunque apenas lo he mencionado, el terror estalinista es un elemento
fundamental del libro aunque no ocupe gran parte del espacio. Eso sí, en
cualquier capítulo, una vez visto un aspecto de la renovación arquitectónica o
artística o de ingeniería, etc., es
habitual encontrarse con que los que lo diseñaron y lo llevaron a cabo fueron
posteriormente eliminados. Como también sucedió con una parte importante de la
inteligencia de la época incluso con la que había participado en la Revolución
de Octubre; en este sentido las páginas dedicadas a Bujarin constituyen dos de
los momentos mejores del texto.
Hasta aquí algo de los contenidos, pero es que hay otro aspecto que me
parece que hay que destacar, se trata de la forma en que está escrito el libro,
de la agilidad con la que está narrado, de la sutileza con la que se tratan
muchos temas, de la enorme calidad literaria que ofrece este escritor.
Creo que el mejor resumen sería decir que, a pesar de sus 850 páginas de
densa tipografía y composición, le he dedicado gran parte de mi tiempo de
lectura en los últimos días y que me costaba dejarlo en muchos momentos.
Dejo dos enlaces con unos análisis más completos: el de Antonio Elorza en El País y el de Rafael Núñez en El Cultural.
Karl Schlögel, Terror y utopía. Moscú
1937
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