En Buenavida, una aldea perdida entre montañas en el
interior de China, habitan un conjunto de personas que padecen en su mayoría
algún problema físico: tuertos, ciegos, mudos, cojos, sordos,…, pero al mismo
tiempo algunos son capaces de hacer cosas extraordinarias a pesar de sus
carencias. Ante el hambre que aparece un invierno, el jefe del condado tiene la
brillante idea de construir un mausoleo al que llevar, tras haberlos
comprado, los restos de Lenin para así
atraer el turismo. Para financiar la compra montará una gira con una llamada compañía de artes diestras en la que lo
habitantes mostrarán sus habilidades.
Con esta idea base, Lianke
es capaz de escribir una novela de 600 páginas que atrapa desde el principio y
que hace que se está esperando el momento de poder coger el libro para
continuar la lectura.
¿Cómo lo consigue? Yo creo
que en primer lugar por su magnífica escritura con una traducción espectacular
y que imagino habrá sido bastante complicada. La historia va fluyendo y
desarrollándose con gran naturalidad lo que pone de manifiesto el inmenso
trabajo que debe de haber detrás. En segundo lugar, por los elementos críticos
de la historia reciente de China y la forma tan magistral de tratarlos; así, El
Gran Salto hacia adelante o la Revolución Cultural protagonizan algunos
capítulos de la novela. En tercer lugar, los dos protagonistas: la anciana Mao
Zhi, omnipresente y por cuya mediación conoceremos los antecedentes de la
aldea, y el jefe del condado Liu Yingque, representante por un lado del poder y
por otro del cambio hacia el capitalismo que se ha estado produciendo en China.
Si a ello le unimos: un gran
sentido del humor en varios pasajes, una gran sensibilidad en el tratamiento de
muchos secundarios o el realismo mágico de algunos momentos (cae una inmensa
nevada en plena canícula veraniega o “disparando” con el mango de un azadón
logran disipar una nubes), tenemos un conjunto de cosas que hacen de esta
novela una obra no solo diferente, sino realmente excepcional.
Realismo y crítica política
y social, realismo mágico, fábula sobre el funcionamiento del poder, sátira
sobre los cambios recientes en China; todo eso es esta novela, pero sobre todo
es una magnífica historia que atrapa y está maravillosamente contada a pesar de
que como se dice en la página 601 el primer borrador se hizo en seis meses y la
revisión en tres.
Hace dos años leí el primer
libro que se traducía del autor, El sueño
de la aldea Ding, que ya me pareció algo especial. Ahora solo espero tener
pronto la nueva traducción que ya he visto que se acaba de publicar. Ni que
decir tiene que este autor es absolutamente recomendable.
Hay una estupenda reseña de
Alberto Manguel en elpais.com.
Una curiosidad: en la numeración
de las páginas, los capítulos y las anotaciones no aparecen más que números
impares. Desconozco el motivo.
Yan Lianke, Los besos de Lenin
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