miércoles, 11 de enero de 2017

La inmigración como protagonista



Hace apenas unos días publicaba la entrada de otro libro del autor, Lacrónica, en el que precisamente encontré la referencia a Una luna. Me interesó el planteamiento del tema y lo busqué rápidamente, pues si había terminado el año con un buen libro, quería empezarlo de la misma forma. No me ha defraudado.
El libro surge de un encargo que le hace al autor una agencia de la ONU en 2008 para que durante veintiocho  días, en la próxima luna, viaje por ocho o diez países para escribir historias de inmigrantes con la condición de que cada una tenga un máximo de dos mil palabras.
Ahora bien, Caparrós no se ha limitado a reproducir las historias, lo que ya hubiera sido muy interesante,  sino que en cada una de ellas hace una especie de introducción y tras reproducirla sigue con  algunas reflexiones.
Las historias son realmente duras y en algunos casos bastante dramáticas como, por ejemplo, la de la mujer moldava con una vida terrible, o la del joven liberiano que cuenta los múltiples desastres por los que pasa su vida que no deja de ser un muestrario de los conflictos que sacuden África, o la que se refiere a la situación del sida en Zambia. No es que las otras sean muy reconfortantes, pero es que estas son realmente dramáticas.
Lógicamente, las reflexiones que va haciendo Caparrós a lo largo del texto no son tampoco especialmente gratificantes ya que hablan de cosas como: el papel de las mujeres, las grandes diferencias entre el primer y el tercer mundo, y un largo etcétera.
Valgan las siguientes frases como ejemplo:

“Lo cruel, tremendamente cruel del África es que te dice fuerte lo que sabés bajito: que el mundo es una mierda. Y aceptarlo nos cuesta tan tan poco.” (p. 55)

“Pocas cosas me resultan más pobres que un señor con traje: un negro con traje sería una. El traje suele ser una agachada: una forma de pertenecer al peor de los mundos actuales: el “mundo corporativo”. El traje les evita vestirse, elegir, hablar sobre  sí mismos: se ponen el uniforme empresarial y forman parte. Pero al menos los blancos siguen una tradición que inventaron los blancos. Los negros también –y eso lo hace más triste todavía.” (p. 141)


“Se ve que a los españoles de hoy les parece impropio salir a la calle sin un bmw, un mercedes, un audi. Compran coches lujosos como una marca de distinción –en infinitas cuotas. Pero, como hay tantos, esos autos ya no distinguen a nadie; los confunden más bien, los marcan como español contemporáneo de clase media módicamente satisfecho.” (p. 124)

(Esta última refleja muy bien lo que pasaba hace unos años y seguramente se podría aplicar a muchos lugares del mundo.)

Un libro lleno de sugerencias, de elementos para la reflexión, de momentos intensos y emocionantes, y, como es habitual en el autor, magníficamente escrito, con una prosa certera y muy pensada que dice lo que tiene que decir sin que nada sobre ni falte.
Un libro tan recomendable como todos los de Caparrós. (Bueno, quizás tendría que retirar su premiada novela Los living).
Hay una magnífica reseña de Gastón García en letraslibres.com.



Martín Caparrós, Una luna

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