Hace apenas unos días publicaba la entrada de otro
libro del autor, Lacrónica, en el que
precisamente encontré la referencia a Una
luna. Me interesó el planteamiento del tema y lo busqué rápidamente, pues
si había terminado el año con un buen libro, quería empezarlo de la misma forma.
No me ha defraudado.
El libro surge de un encargo que le hace al autor
una agencia de la ONU en 2008 para que durante veintiocho días, en la próxima luna, viaje por ocho o
diez países para escribir historias de inmigrantes con la condición de que cada
una tenga un máximo de dos mil palabras.
Ahora bien, Caparrós no se ha limitado a reproducir
las historias, lo que ya hubiera sido muy interesante, sino que en cada una de ellas hace una
especie de introducción y tras reproducirla sigue con algunas reflexiones.
Las historias son realmente duras y en algunos casos
bastante dramáticas como, por ejemplo, la de la mujer moldava con una vida
terrible, o la del joven liberiano que cuenta los múltiples desastres por los
que pasa su vida que no deja de ser un muestrario de los conflictos que sacuden
África, o la que se refiere a la situación del sida en Zambia. No es que las
otras sean muy reconfortantes, pero es que estas son realmente dramáticas.
Lógicamente, las reflexiones que va haciendo
Caparrós a lo largo del texto no son tampoco especialmente gratificantes ya que
hablan de cosas como: el papel de las mujeres, las grandes diferencias entre el
primer y el tercer mundo, y un largo etcétera.
Valgan las siguientes frases como ejemplo:
“Lo cruel, tremendamente cruel del África es que te
dice fuerte lo que sabés bajito: que el mundo es una mierda. Y aceptarlo nos
cuesta tan tan poco.” (p. 55)
“Pocas cosas me resultan más pobres que un señor con
traje: un negro con traje sería una. El traje suele ser una agachada: una forma
de pertenecer al peor de los mundos actuales: el “mundo corporativo”. El traje
les evita vestirse, elegir, hablar sobre
sí mismos: se ponen el uniforme empresarial y forman parte. Pero al
menos los blancos siguen una tradición que inventaron los blancos. Los negros
también –y eso lo hace más triste todavía.” (p. 141)
“Se ve que a los españoles de hoy les parece
impropio salir a la calle sin un bmw, un mercedes, un audi. Compran coches
lujosos como una marca de distinción –en infinitas cuotas. Pero, como hay
tantos, esos autos ya no distinguen a nadie; los confunden más bien, los marcan
como español contemporáneo de clase media módicamente satisfecho.” (p. 124)
(Esta última refleja muy bien lo que pasaba hace
unos años y seguramente se podría aplicar a muchos lugares del mundo.)
Un libro lleno de sugerencias, de elementos para la
reflexión, de momentos intensos y emocionantes, y, como es habitual en el
autor, magníficamente escrito, con una prosa certera y muy pensada que dice lo
que tiene que decir sin que nada sobre ni falte.
Un libro tan recomendable como todos los de
Caparrós. (Bueno, quizás tendría que retirar su premiada novela Los living).
Hay una magnífica reseña de Gastón García en
letraslibres.com.
Martín Caparrós, Una
luna
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