lunes, 30 de enero de 2017

Otro buen descubrimiento




Aunque no es habitual en mis comentarios, en este caso me parece más apropieado reproducir el hecho por Sergio Sancor en librosyliteratura.com:

“No he leído con anterioridad a Natalia Ginzburg. Sus textos, sus obras, no se han cruzado en mi camino en ninguna ocasión. No es que no conociera su existencia, sino que simplemente la casualidad o la causalidad no han hecho que ella y yo tengamos un momento común para conocernos. Por lo tanto, mi primer acercamiento a su obra, de la mano de Y eso fue lo que pasó llega con la sensación de haber recibido un puñetazo en plena cara. La dureza, la poca compasión, las obsesiones y deseos, la brutalidad, la violencia, la falta de respiración frente a una relación, el no existir cuando se está existiendo, los significados, significantes y errores del amor, la vida que se cuela por el desagüe o la muerte que llega de improviso. Todos elementos que, en esta historia de ciento diez páginas se entremezclan creando una lectura que duele, pero imprescindible.”

Es curioso este comentario de un texto, breve por otra parte, del que la propia autora dice en la Nota previa:

“Escribí esta historia para sentirme un poco menos infeliz. Me equivoqué. No debemos buscar nunca un consuelo en la escritura. No debemos perseguir un objetivo. Si hay algo seguro es que es necesario escribir sin perseguir un objetivo.” (p. 11)

Da la sensación de que necesitaba desahogarse y utilizó la escritura.
Yo he leído el texto tan de corrido como dice Italo Calvino en el Prólogo. Es una historia muy potente y tremendamente bien contada tras un inicio de esos que llaman la atención.
Lo cierto es que ahora hay que ponerse a buscar más libros de esta escritora porque tengo la impresión de que me ofrecerá buenos momentos.
Hay una reseña muy completa en devoradoradelibros.com




Natalia Ginzburg, Y eso fue lo que pasó. Traducción de Andrés Barba. Prólogo de Italo Calvino.

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