En la Nota con la que la autora inicia el libro se
lee:
“He omitido muchas de las cosas que
recordaba sobre todo las que me atañían directamente. No deseaba hablar de mí.
Esta no es mi historia sino (incluso con vacíos y lagunas) la de mi familia.
Debo añadir que ya en la infancia me propuse escribir un libro sobre las
personas que entonces me rodeaban. En parte puedo decir que éste es el libro.
Pero sólo en parte, porque la memoria es débil, y los libros que se basan en la
realidad con frecuencia son sólo pequeños atisbos y fragmentos de cuanto
vivimos y oímos.” (p. 14)
Y es que, efectivamente, son fragmentos
de la vida de su familia y amigos en los que la propia Natalia Ginzburg apenas
aparece hasta el punto de que, de repente, se casa con Leone Ginzburg sin que
hayamos tenido la más mínima referencia
a una relación entre ambos.
Puede que la memoria sea débil como dice
Ginzburg , pero en este libro hay mucho detalles que indican que la suya
funcionaba bastante bien. El libro está
lleno de personajes interesantes. El del padre a mí me ha resultado realmente
fascinante. Un científico perteneciente a la burguesía de Turín, de izquierdas,
que llega a presentarse como candidato del Frente Popular de comunistas y
socialistas y del que se puede leer lo siguiente:
“Efectivamente en la radiografía no
apareció nada (se refiere a la hecha a
una criada por un dolor que tenía). Era un rasguño en la garganta. Pero la
mujer seguía llorando desesperada, y mi padre dijo: “¡Estos proletarios qué
miedo le tienen a morirse!””
Es el verdadero protagonista del libro y
autor de muchas de las frases del “léxico familiar”, aunque no hay que olvidar
a una madre a la que dedica menos espacio, pero que también tiene su
importancia e intervenciones como esta:
“Ten por seguro que si viene Stalin a
quitarme a la criada lo mato –decía mi madre-. ¿Qué haría sin criada yo, que no
sirvo para nada?” (p. 214)
Y un conjunto de hermanos con
dedicaciones, ideas y recorridos muy diferentes y de los que habla
extensamente. Además, entre los amigos, Cesare Pavese y Felice Balbo con un
relevante papel, pero también: Carlo Levi, Olivetti, Einaudi o Giancarlo
Pajetta. Es decir, gente muy conocida e intelectualmente importante. Además,
está también el trasfondo del fascismo en gran parte del libro.
Ahora bien, con todo, lo mejor, lo que
hace que este libro sea diferente, tan interesante y divertido en unos momentos
como emocionante en otros, es por su magnífica escritura, por el estilo de la
autora que no me atrevo a definir, pero que consigue que sigas toda la historia
como si formases parte de la familia, como si estuvieses implicado en su
historia.
En mi caso, además, está el hecho
curioso de que tengo recogidas casi veinte frases de mi madre que formarían
parte de mi “léxico familiar” porque a veces tanto mi mujer como yo las
repetimos ya que, de alguna manera, las hemos hecho nuestras.
Hay una magnífica, como siempre, reseña en devoradoradelibros.com.
Natalia Ginzburg, Léxico familiar. Traducción de Mercedes Corral.
Interesante libro lo tendré en cuenta.
ResponderEliminarPD: En breve voy a comentar música de Bill Evans (con mucha información) que se han publicado y que se van a publicar. Sé que te gusta Bill Evans.
EliminarEstaré atento porque, efectivamente, sigue siendo mi favorito y sigo escuchándole a menudo. Suelo mirar tu blog y de hecho hace poco me dio mucha envidia un entrada son libros antiguos sobre jazz. Un abrazo.