Hace año y medio leía Muerte de un hombre feliz,
el primer libro traducido, publicado en Italia en 2014, de este joven escritor italiano
nacido en 1981. Me gustó mucho tanto por el tema, el terrorismo en Italia, como
por su escritura y su construcción. Llega ahora este que es bastante anterior,
pues se publicó en 2011, pero que también resulta interesante y atractivo por
las mimas razones.
La historia parte de un suceso violento en el que se
ve implicado un inmigrante tunecino. Hay una apelación sobre el juicio y llega
al protagonista, Roberto Doni, fiscal general sustituto en la ciudad de Milán.
Un fiscal liberal de 65 años con aspiraciones de dejar de ser simplemente
sustituto. La otra protagonista es Elena, una joven periodista muy metida en
los temas de inmigración que le plantea al fiscal la inocencia de Jaled, el
acusado, y que le mostrará en diferentes reuniones y paseos por barrios de
Milán la realidad de la inmigración.
Esta historia le da pie a Fontana para hablar de
diversos temas como, por ejemplo, la corrupción policial tal y como se ve en el
siguiente fragmento:
“- (…) ¿Cuándo vamos a acabar con esos chanchullos
de italianos? ¿Cuándo vamos a acabar con las vías intermedias en todo, con una
mano que lava la otra? ¿Cuándo nos volvimos así, Michele? ¿Para dejarnos dar
por culo por los sargentos corruptos?” (p. 81) (Palabras de Doni en una conversación con otro magistrado)
O la mala situación de la justicia en su aspecto
material:
“Bajó (Doni)
hasta los sótanos: montones de ordenadores estropeados, fotocopiadoras de las
que no sabían cómo deshacerse, pasillos sucios de cal que terminaban en
portones de metal, manchas de humedad.
(…)
Un desorden acumulado bajo un desorden perenne: el Palacio (de Justicia) hormigueante y
en permanente desplome, pero que nunca se hundía.” (p. 197-198)
También, como en este caso plantea Elena, la crítica
al trato dado a los inmigrantes:
“¿Tiene sentido cerrar las barreras a millones de
personas para estar tranquilos? Lo único que hacemos es defender nuestros
privilegios y después decimos que así es la vida y la única diferencia es la de
haber nacido en una parte del planeta o en otra (…)” (p. 146)
Aborda así el autor diferentes problemas de la
realidad italiana. Y, por encima de todos, está la elección entre ley, verdad o
justicia que es el verdadero leitmotiv
del texto y que se plantea a partir de varios debates entre los protagonistas
entre sí o con otros personajes como, en el caso que reproduzco a continuación,
el de Doni con su maestro en la universidad:
“-No. Creo que la ley es la única aproximación a la justicia con que contamos. Reconozco la
falibilidad de los legisladores; solo digo que, si nos abandonamos a la
búsqueda de la justicia pura y simple, acabamos en el caos, y cualquier orden
es preferible al caos.” (p. 243) (Palabras
de Doni)
A pesar de lo dicho hasta aquí no se trata, ni mucho
menos, de una novela de tesis, ni de un texto difícil y complejo por los
asuntos que trata; bien al contrario, y este es uno de los grandes méritos de
Fontana, el libro se lee con gran facilidad porque está escrito de manera muy
ágil y sin demasiadas pretensiones ni literarias ni jurídicas. Es de esos
libros que se lee de un tirón y se disfruta con los personajes, tanto con los protagonistas
como con alguno de los secundarios.
Tengo la
impresión de que este escritor tiene un
prometedor futuro pues es capaz de conectar con el lector y ofrecer unos textos
interesantes, bien construidos y bien escritos.
Recomendable la lectura de los dos títulos
publicados hasta ahora.
Hay una buena reseña en
adolfotorrecilla.blogspot.com.
Giorgio Fontana, Por
ley superior. Traducción Carlos Manzano.
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