Se reedita, aprovechando el cincuenta aniversario de
la inauguración del puente que unió Staten Island con Brooklyn, este libro que
fue el segundo que publicó el autor con poco más de treinta años.
De Talese he leído prácticamente todo lo traducido
(solo me falta esa monumental biografía familiar titulada Los hijos) y solo me ha defraudado un tanto precisamente el último,
El motel del voyeur. Ha sido un
grandísimo periodista, un enorme contador de historias, alguien capaz de “sacar
petróleo” de cualquier acontecimiento como demuestra, y de qué manera, en este
libro que ahora comento.
Entre 1959 y 1964 se construyó en Nueva York el
puente llamado Verrazano-Narrows que unía las localidades antes citadas y,
parafraseando un título de Chaves Nogales –otro grande del periodismo-, el
maestro Gay Talese estaba allí y en poco más de 200 páginas nos cuenta los
avatares que tuvieron lugar durante la construcción de esta magna obra.
A lo largo de los diez capítulos en los que se
divide el libro, nos describe desde el rechazo que tuvo la obra entre los habitantes
de los lugares que tenían que ser ocupados por las torres del puente y las
carreteras de entrada y salida, hasta los aspectos puramente técnicos de su
construcción, pasando desde luego y sobre todo por las historias de quienes
participaron con su duro trabajo en la obra.
Lo que hace grande este pequeño libro es la
capacidad de Talese para poner al lector en la piel de ese colectivo de los
“trabajadores del hierro” que son los protagonistas absolutos del libro.
Algunos con su nombre, apellido, alias y hasta foto, y la mayoría como parte de ese colectivo. Unos trabajadores “a la antigua”, con una gran pasión por su
trabajo y con un gran orgullo por la obra terminada; gente que vivía de la
construcción de puentes y rascacielos; de colocación de grandes antenas en
elevadas alturas; es decir, de hacer trabajos siempre peligrosos que en el
libro aparecen bajo el nombre de los boomers
porque iban allí donde el boom de la
construcción de aquellos años los llevaba.
Cuando Talese individualiza a alguno de estos
trabajadores es capaz con apenas cuatro rasgos de situarnos perfectamente al
personaje. Cuando, como hace en el capítulo 6, relata un accidente que termina
con la muerte de un trabajador, es capaz también de hacerlo de forma
extraordinariamente breve pero con emoción y sin morbo alguno. Cuando habla de
aspectos técnicos hace que a alguien, como es mi caso, al que eso no le llama
la atención le termine interesando y resultando curioso. En fin, que estamos
ante otro estupendo texto de uno de esos periodistas que no abundan.
El libro tiene, además, un conjunto de fotos
realmente magníficas que ayudan a comprender muy bien los trabajos que se
cuentan en el libro y también a conocer a algunos de sus personajes. Una gran
edición.
De la entrevista de Jan Martínez Ahrens con el autor
en elpais.com reproduzco el siguiente diálogo que da algunas de las claves del
libro.
Pregunta. ¿Qué ha sentido al releerla?
Respuesta. Pues me he vuelto a ver a mí mismo,
he vuelto a visitar mi juventud.
P. ¿Y le ha gustado?
R. Sí, claro. Mire, mi vida son los
otros. Yo me he conocido conociendo a otros; me he descubierto descubriendo a
los demás. Y en este libro los he vuelto a reencontrar.
¿Y pasado
todo este tiempo, no cambiaría nada?
R. No. Soy un escritor lento, primero
recojo mucha información, luego escribo y reescribo hasta que no puedo más.
Pero no tomo atajos, doy lo mejor de mí mismo. No me arrepiento de lo que hice.
P. ¿Y cómo dosifica tanta información?
R. Busco una escena y luego desarrollo
la película. Todo lo que escribo tiene una imagen. Pero lo más difícil no es
eso, lo más difícil es hacer fácil la lectura.
P. Pues un puente no parece un tema
fácil.
R. Me gusta escribir sobre gente real,
haciendo cosas reales. Eso es El puente
Sé que hay otros, pero en mi caso Kapuscinski,
Talese y, entre nosotros, Chaves Nogales, son mis periodistas favoritos. De los
actuales acabo de descubrir a un magnífico Xavier Aldekoa. Todos sus libros son
recomendables.
Gay Talese, El
puente. Traducción Antonio Lozano
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