Solo he leído, y hace
mucho tiempo, un breve opúsculo de Bábel. No conozco su obra y de su vida
apenas el hecho de que fue ejecutado en la época estalinista.
Este libro que ahora
comento dice la editorial en la contraportada que se ha convertido en un
“clásico universal” y es un poco la idea que yo tenía de él. De hecho un
escritor, Juan Madrid, dijo en el programa de televisión Página Dos hace unas semanas que para él había sido un texto
decisivo para dedicarse a la escritura y había supuesto también un gran
aprendizaje.
No es la primera vez
que me pasa, aunque tampoco sea habitual, que un libro precedido de tanta fama
no me gusta.
El conjunto de relatos
que lo forma, cerca de los cuarenta en esta edición, me ha resultado
tremendamente desigual y junto a algunos como La carta, de una gran dureza y en el que emplea un curioso
lenguaje; el espléndido Shaska Cristo; y La
sal, también de una gran dureza por el tema de las violaciones que de algún
modo parecen casi justificadas como algo normal; junto a estos, como decía, hay
muchos más en los que he sido incapaz de entrar.
La mayoría son relatos
muy cortos, a veces de una sola página, y generalmente de tres o cuatro, de tal
manera que apenas quedan esbozadas las historias y los personajes aunque, eso
sí, hay algunos que aparecen en varios de los relatos. Se desarrollan durante
el período de la guerra civil y más en concreto en la lucha contra el ejército
polaco. El protagonista de casi todos es el propio escritor aunque no se diga
muchas veces de forma explícita. Junto a él los judíos y los cosacos.
Es bastante habitual
que el relato comience con una historia (por ejemplo hablando de un carro que
lleva incorporada una ametralladora) y termine con otra (en el citado, con la
presencia de los judíos en el ejército). Bábel usa un lenguaje directo, “económico” y muy alusivo y se aprecia un gran
cuidado con la escritura. El problema, o al menos lo que lo ha sido para mí, es
la dificultad de entrar en las historias
a pesar de desarrollarse en unos momentos de tanta tensión emocional. No
sé cuál puede ser la razón, pero tengo que reconocer que más de uno lo he leído
sin prestar demasiada atención a lo que estaba en las páginas.
Hay una reseña con otra
visión de Juan G.B. en unlibroaldia.blogspot.com.
Isaak Bábel, Caballería Roja. Traducción Ricardo San
Vicente.
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