Siento atracción por la literatura húngara. De todas
las centroeuropeas es la que más me gusta y la que menos decepciones me ha
causado. Pap es el típico escritor húngaro porque escribe bien y es un tanto
pesimista o, al menos, crítico y con poco sentido del humor.
En este libro cuenta la historia, a base de
recuerdos, de un niño que primero vive
con su abuelo, un judío ortodoxo, y a su muerte vuelve con su familia en la que
el padre es un sacerdote judío (así aparece en el texto; no rabino) reformista
o “neólogo”.
En este sentido escribe János Kobányai en el
Posfacio:
“Károly Pap desmontó la concepción de los “neólogos”,
que convertía la religión judía en ciencia y que desembocaba en meros hábitos y
en una forma de vida desprovista de sus contenidos originarios. Al mismo
tiempo, sin embargo, rechazaba el mundo ortodoxo, rígido y carente de vida,
sometido al yugo de las leyes de la religión, el espíritu y las leyes paralizantes
del gueto.” P. 293).
Así, cuando vive con el abuelo todo son ritos y prohibiciones
y cuando está con su familia vive en una situación de desamparo por la falta de
afecto y la consideración de “niño malo”, “tontito”, etc. Hay algunas escenas
muy duras con los padres a raíz de sus preguntas sobre religión.
El libro tiene demasiadas páginas para insistir en
las mismas ideas y eso hace que toda la parte final se haga bastante pesada.
Además, me he perdido bastantes cosas en el tema religioso y he leído la novela
más en clave personal de lo que le sucede al niño.
En el Posfacio ya citado se explican algunos
aspectos del libro que ayudan a comprender a posteriori algunas de las cosas
leídas y, además, se da a conocer un poco al autor de una novela que parece ser
muy autobiográfica y en la que desde luego el judaísmo, e incluso el
cristianismo, no salen muy bien parados.
Es un texto, por tanto, claramente comprometido
porque como decía el autor en 1944 poco antes de su deportación a Buchenwald:
“A mi entender, mientras los miembros de la familia
humana estén enfrentados, el escritor no puede dedicarse a entretener a quienes
participen de este crimen colectivo… Toda obra literaria es reprobable, a mi
juicio, porque desvía la atención de los hombres del crimen que cometen y los
mantiene en la mentira de estar inmersos en una vida cultural en medio de la
barbarie generalizada.” (p. 298-299) (Cita
recogida en el Posfacio.)
Un texto interesante por momentos aunque de lectura
un tanto dura por lo que le sucede al protagonista y, como ya he dicho, por los
problemas de comprensión de algunos temas.
Károly Pap, Azarel.
Traducción Adan Kovacsics
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