Si no recuerdo mal es la primera novela que leo
sobre la represión en el Chile de Pinochet y me resulta algo muy extraño.
Evidentemente he visto muchos documentales y alguna película, pero nada de
narrativa. Y digo que me parece extraño porque de Argentina, por ejemplo, sí he
leído los libros de Miguel Bonasso o de Horacio Verbinsky, además, obviamente,
de ver multitud de documentales y películas. No sé si se debe a la poca producción chilena
sobre el tema o, lo que es más probable, a mi desconocimiento.
El caso es en cuanto vi una referencia sobre este
libro acudí a encargarlo y enseguida a leerlo. Ha sido una gran experiencia
tanto literaria como personal. Viví el golpe de 1973 en unas circunstancias muy
especiales (estaba haciendo el servicio militar) y es quizá uno de los momentos
de la historia que me ha tocado vivir que más me ha afectado. Por eso también
lo ha hecho este libro que trata precisamente de eso, de la represión y la
tortura en aquella época.
La autora parte de un hecho real: las confesiones
que hizo en 1984 a una revista Andrés Antonio Valenzuela Morales, “el hombre
que torturaba” como aparece en el libro, denunciando los hechos y su propia
participación. Después huiría a Argentina primero para terminar en París.
Con este material Nona Fernández imagina
diversos casos de detenciones y torturas que va entremezclando con su propia
historia personal (era una niña cuando sucedieron los hechos narrados y, por
ejemplo, una de sus mejores amigas era hija de un torturador).
He leído que se siente muy cercana a Emmanuel
Carrère y efectivamente su estilo y su forma de narrar tiene mucho que ver con
el gran escritor francés cuyos libros han aparecido muchas veces comentados y
citados en este blog.
El libro recibió en 2016 el Premio Sor Juana Inés de
la Cruz por un jurado que entre otras cosas dijo de él: “A medio camino entre
el periodismo, la literatura y la memoria personal, Nona Fernández consigue
mostrar las emociones de toda una nación con respecto a un pasado negro y acaso
vergonzoso”. (Citado en la reseña de Javier Rodríguez en elpais,com).
En esa misma reseña se reproduce la siguiente
opinión de la autora:
“No juzgo, pero no quiero recordar por recordar.
Este libro me llenó de pena y traté a las víctimas con toda la delicadeza, pero
no escribo para que el lector pase un buen rato”.
Y desde luego lo cumple porque no se pasa un buen
rato leyéndolo y sí mucha pena. Además, y por lo dicho antes, se agolpan los
recuerdos de una época difícil.
Evidentemente se pueden decir muchas cosas sobre el
contenido concreto del libro, pero creo que lo mejor es recomendar una lectura
que, aunque a ratos resulte bastante dura, refleja muy bien algo que sucedió y que no podemos asegurar que no vuelva a repetirse.
Hay una interesante entrevista de Demian Paredes con la autora en
página12.com.ar.
Nona Fernández, La
dimensión desconocida.
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