Este es uno de esos libros que resultan muy
interesantes en algunos capítulos, pero que, por diversas razones, hay otros
que no lo son o quizá puede ser también que no me he terminado de enterar bien
de lo analizado por el autor.
Se recogen a los largo de sus diez capítulos
diferentes ensayos sobre la relación entre la literatura del boom y la Guerra
Fría centrada sobre todo en la relación con la revolución cubana.
Tras un primer capítulo en el que analiza el
concepto de revolución en Octavio Paz escrito bastante antes del boom y que se
refiere casi en exclusiva a la mexicana, en los que van del II al VII se centra
principal pero no únicamente en la relación entre la obra y las actuaciones
públicas de Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa, Julio Cortázar, Gabriel García
Márquez, José Donoso y Jorge Edwards. En los tres últimos se centra en los
escritores cubanos José Lizama Lima, Guillermo Cabrera Infante y Severo Sarduy,
aunque en el caso de estos tres se dedica más a analizar su obra que a reflejar
otros aspectos.
Como se ve por la nómina mencionada el libro tiene
que ser necesariamente interesante. Además, se centra mucho en el análisis de
las repercusiones de sus debates en las revistas más importantes de la época: Casa de las Américas, Marcha, Mundo Nuevo o Libres entre
otras.
El problema para alguien como yo es que al centrarse
en el período 1959-1972 y en las novelas publicadas en esos años, aunque la
mayoría las he leído, el recuerdo que tengo es tremendamente vago o inexistente
con lo que me he perdido gran parte de las referencias. Eso sí, como también
utiliza mucho la correspondencia entre los escritores, que por cierto,
curiosamente está depositada en la Biblioteca de la Universidad de Princeton,
se conocen relaciones muy interesantes entre ellos.
Algo que me ha llamado mucho la atención es que, a
medida que veía los debates y la evolución política de sus protagonistas, todo
me resultaba por un lado conocido, pero por otra parte muy envejecido o pasado
de moda. Hoy no puedo imaginarme nada ni remotamente parecido, ahora los temas,
cuando surge alguno que despierta algún interés entre los escritores, se despachan con una par de columnas en un
medio diario y unos cuantos tuits.
En cualquier caso hay cosas muy interesantes como:
la idea de Fuentes de la revolución mexicana como seña de identidad; ver la
evolución de Vargas Llosa respecto a la revolución cubana o el apoyo de García Márquez
a pesar de su rechazo al autoritarismo y la falta de libertad de expresión en
la isla o la reflexión de Cortázar sobre el papel del intelectual con respecto
a Cuba.
En definitiva, en esos capítulos hay muchas cosas de
interés incluso para un lector como yo. Sin embargo, los tres dedicados a los
escritores cubanos me han parecido hechos más para especialistas a lo que
colabora también que no he leído ninguno de los textos analizados.
He apreciado algunas redundancias que me hacen
pensar en que, aunque no se diga, se trata en parte al menos de artículos
escritos para diferentes publicaciones y ahora reunidos.
Resulta especialmente recomendable para lectores
aficionados a la literatura del boom y, desde luego, para críticos literarios y
estudiosos en general. Para un lector meramente aficionado como yo me parece
demasiado especializado, aunque siempre da gusto leer algo bien escrito que
hable de literatura.
Rafael Rojas, La
polis literaria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario