Una vez más, y me está sucediendo mucho últimamente,
tras descubrir a un autor por su última publicación voy hacia atrás en su obra.
En este caso a su tercera novela que publicó en 2004, esto es, con apenas
veintisiete años.
Una novela que tiene mucho de autobiografía no tanto
del autor, que también, como de su familia y, por lo tanto, verdadera
recreación de cómo pudieron suceder muchas de las cosas que se cuentan.
Neuman se retrotrae incluso a sus tatarabuelos, pero
incide sobre todo en sus bisabuelos,
abuelos y tío abuelos, sin dejar de lado, obviamente, a sus padre.
El libro por tanto recorre muchos momentos de la
historia argentina y también hace alusión a algunos momentos de la historia
europea porque esa es la procedencia de toda su familia, principalmente judía
para más señas.
Hay bastantes referencias a la política: la llegada
de Perón en 1973 a la que la madre de Neuman acudió como integrante de la
Orquesta Filarmónica, la Noche de los Bastones Largos, la presidencia de
Alfonsín, los carapintadas en 1990, etc. También Illia, Onganía y otros cuando
se trata de sus padres u abuelos.
Además, está muy presente la inmigración y la
adaptación de la gente que llegaba de lugares tan distantes y con culturas e
idiomas tan diferentes. Tampoco puede faltar el fútbol aunque con mínima
presencia a pesar de tratarse de un escritor argentino. Y si antes hablaba de
autobiografía, la parte del autor hace referencias sobre todo a su época
estudiante y con ello, a la iniciación al sexo, a la lectura, a la escritura,
etc.
El libro tiene 75 apartados, muchos de los cuales constituyen
realmente verdaderos relatos como el de Santos, el compañero que no hablaba, el
del bisabuelo judío Jonás Kovansky o el de ese tío vuelo Leonardo que termina
apareciendo en un maletero sin que quede claro que fue secuestrado por deudas o
por ser trotskista. También hay otros con gran sentido del humor como un
diálogo con su madre a cuento de su cuñada María que parece escrito por Les
Luthiers.
Un libro que tiene una larga nómina de personajes,
tanta que el autor ha hecho la relación al final y abarca cuatro páginas. Quizá
este es el único defecto pues tantos personajes llevan a que el lector a veces
se quede desconcertado por no saber muy bien no tanto de quién se trata como de
si ya sabe algo de él.
En todo caso eso no desmerece un texto que resulta
muy entrañable, que emociona y conmueve en muchos momentos por la ternura que
demuestra el escritor unas veces y en otras por la ternura de los propios
personajes y, desde luego, que está muy bien escrito anunciando que se estaba
ante un buen escritor.
En palabras de Manuel Vilas:
«Una interpretación humana de su
Argentina natal y una charla serena con todos sus ancestros. Una novela de
ficción autobiográfica, un género mestizo, de plena modernidad. Un festival de
vida.” (Heraldo de Aragón recogido
de la página web de Neuman.)
Hay una crítica muy dura de Juan CarlosPeinado en revistadelibros.com en la que junto a algunas apreciaciones
seguramente acertadas, aparecen otras tremendamente subjetivas y demasiado
“imaginadas”.
Andrés Neuman, Una
vez Argentina.
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