La verdad es que la concesión del Premio Nobel de
Literatura siempre llama la atención y otorga a quien lo obtiene un plus de
interés. De esta escritora polaca creo que solo se habían publicado en España
dos novelas antes de la concesión del premio. A partir de ahora seguro que veremos
más en los estantes de las librerías.
De ese plus de interés soy yo un buen ejemplo. No
conocía de su existencia y, además, al no haber tenido en general buenas
experiencias con la literatura polaca, a pesar de que me suelen gustar los
libros que se hacen en Europa central y oriental, no le he debido de hacer
mucho caso si es que alguna vez he visto un libro suyo.
Entrando en materia sobre el libro, tengo que decir
que me gustó mucho al principio, que desconecté bastante en la parte intermedia
y que volví a retomar algo de interés al final porque, aunque me parece una
resolución facilona y previsible, vuelve a retomar algunos temas y personajes
que me parecen lo más conseguido del texto.
El libro tiene una gran protagonista, Janina, que
ofrece lo mejor pero también lo peor. Es una ingeniera que se dedicó a la
construcción de puentes tanto en Polonia como en el extranjero, pero ahora vive
en un pequeño pueblo junto a la frontera con Chequia, una zona casi despoblada,
dedicada al cuidado de unas pocas casas
que dejan desocupadas sus propietarios fuera de la temporada de vacaciones, y
también a dar clases de inglés en el colegio de una localidad cercana.
Junto a ella aparecen algunos secundarios: un joven
estudiante exalumno suyo que va de vez en cuando para compartir con Janina otra
de sus ocupaciones: la traducción de poemas de William Blake: un entomólogo, que aparece unos días y
luego se va; un vecino que es su casi único amigo o una humilde dependienta.
Todos bastante peculiares aunque no tanto como la protagonista. Esta es una
gran amante de los animales, pone a las personas el nombre que le parece
(Pandedios, Pie Grande, Abrigo Negro o Buena Mujer entre otros), pero su
principal característica es que usa la astrología para interpretar
prácticamente todo, tanto en lo que se refiere a ella como al resto del mundo.
En ese pequeño mundo rural y en unos pocos días
aparecen varios muertos: el otro vecino, el comandante del puesto de policía y
el presidente de una agrupación de cazadores. Este suceso altera en cierta
forma la vida de la localidad y se pone en marcha la investigación sobre lo
ocurrido.
No se trata, aunque pudiera parecerlo, de un thriller o de una novela policiaca, si
bien algo de ambos tiene, sino de mostrar aspectos de la vida en esa pequeña
comunidad y, sobre todo, de mostrarnos las vivencias de un personaje como el de
la protagonista ya que la novela está escrita en primera persona por Janina.
La autora aprovecha para hacer breves reflexiones
sobre temas como: la ira, el cuerpo, los animales o la astrología. En este
último caso, además de las reflexiones llena bastantes páginas con estudios de
cartas astrales -y los correspondientes pronósticos- que a quien no le interese
ni domine el tema, como es mi caso, se le harán realmente insufribles y que
llevan la novela a unos momentos en los que el lector puede dudar sobre si
continuar o no con la lectura.
Yo he seguido, pero también he visto comentarios de
gente que la ha abandonado.
Estamos ante un libro muy peculiar porque la
protagonista lo es y la autora lo centra todo en ella, en su forma de ver la
vida y en su forma de actuar.
Habrá que dar otra oportunidad a Tokarczuk si bien me
temo que no va a ser una de esas escritoras que tanto me gustan últimamente.
Para terminar, dos fragmentos que son significativos
para el desarrollo de la historia:
“- De un país
dan fe sus animales. Nuestra actitud hacia ellos. Si la gente se comporta
brutalmente con los animales, no hay democracia que pueda ayudarlos, ni nada en
absoluto.” (p. 96)
“A veces cuando alguien experimenta la ira, todo
parece evidente y sencillo. La ira implanta orden, nos muestra el mundo de una
forma claramente resumida; con la ira recuperamos también el don de la
clarividencia, tan difícil de alcanzar en otros estados." (p. 37)
Una reseña mucho más detallada y favorable en devoradoradelibros.com
Olga Tokarczuk, Sobre
los huesos de los muertos. Traducción Abel Murcia.
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