Hace ahora ocho años ponía este comentario en el blog a raíz de la lectura del libro de Juliana Modesta España:
“El anterior libro de Juliana, La deriva de España, me llamó la atención por su título y luego su lectura me resultó muy interesante y me hizo replantearme algunos temas. En este me ha pasado exactamente lo mismo. Tiene la virtud el autor de tratar los asuntos sin casarse con nadie, con un grado de independencia no habitual, desgraciadamente, en el periodismo español actual.”
Lo traigo a colación, aunque sé que
no se deben hacer autocitas, porque, por un lado, viene muy a cuento del libro que hoy comento y
porque, por otro lado, a medida que ha ido pasando el tiempo se ha ido
confirmando la opinión que entonces manifestaba. En los momentos actuales
Juliana es uno de los pocos periodistas, y tertulianos, que soy capaz de
escuchar con atención, más allá de los aciertos que logre en sus predicciones.
Después de la lectura de los dos
libros citados, solo he leído Nudos
que consiste en una larguísima conversación con Pablo Iglesias y en el que ya
aparecen algunos de los temas que trata en este Aquí no hemos venido a estudiar.
El núcleo del libro lo forman los
debates que tuvieron lugar en 1962 en el penal de Burgos entre los presos del
Partido Comunista sobre la estrategia política
que había que seguir, estrategia que dependía de la diferente visión que
se tenía sobre el momento que vivía el régimen tras el Plan de Estabilización y
los movimientos que se habían producido dentro del mundo del trabajo. Pronto,
desde fuera de la prisión, entraron en
el tema Jorge Semprún y, sobre todo, Fernando Claudín, lo que a la larga les
llevaría a su expulsión, aunque el tiempo demostró que eran ellos los que
tenían razón. Juliana muestra de forma muy clara los diferentes aspectos del
debate, pero hace además algo realmente interesante como es contarnos los
antecedentes vitales de algunos de los participantes, principalmente de dos:
Ramón Ormazábal y Manuel Moreno Mauricio. Si bien al primero sí que lo conocía
de su época de Secretario General del Partido Comunista de Euskadi, del segundo
no había oído hablar nunca y lo curioso es que era de Badalona, como el autor,
y por eso este lo conocía.
Son páginas muy interesantes las
que narran las peripecias de ambos porque muestran también lo que pasó con
tantos “perdedores” de la guerra.
El libro se inicia con dos
capítulos realmente magníficos. En el primero nos presenta el viaje de Evita a
España en 1947, y en el segundo, los debates que se produjeron en Postdam entre
los tres líderes para ver qué se hacía con España. A partir de ahí el texto se
centra de lleno en lo que pasa en España a partir del Plan de Estabilización de
1959 y sus efectos en la sociedad en general y en el penal de Burgos en
particular.
Juliana es un estupendo escritor
que es capaz, además, de ser socarrón cuando se puede serlo y que, como buen
periodista, tiene un gran sentido del ritmo narrativo e incluso de la tensión
necesaria para mantener el interés del lector.
En el texto hay muchas informaciones y reflexiones . A mí en
particular me han llamado especialmente la atención porque las desconocía cosas
como: el planteamiento que le hizo Tamames a Carrillo de crear un partido
laborista que sustituyera al comunista; la impresionante organización que
tenían los comunistas en el penal que incluía el control sobre la actividad
sexual de los reclusos; la edición en su día de un Mundo Obrero “falso” desde el ministerio de Fraga; o todo el
espacio que dedica a Joan Comorera, un personaje realmente interesante.
Por el contrario, me ha sobrado
bastante de lo que cuenta sobre 1974, y sobre la Transición en general, porque
es algo bastante sabido y no aporta nada salvo el tema de los Pactos de la
Moncloa donde sí resulta útil la incidencia y la explicación.
El libro se cierra con un último
capítulo, El puente se ha roto, que
es realmente magnífico, vibrante y muy emotivo en algún momento. Un capítulo
que merece una relectura.
De un libro así se podrían extraer multitud de fragmentos. Solo lo haré con el siguiente porque, aunque se salga del tema principal del libro, me parece que dice muchísimo con muy pocas palabras:
”Hoy en Catalunya nadie ha sido nunca franquista, ni comunista, ni pujolista. Es maravilloso. Hoy todo el mundo tiene un abuelo que era de Esquerra Republicana.” (p. 329)
Un libro absolutamente recomendable, como
recomendable es seguir a este periodista que es uno de los pocos que merecen la
pena en un país tan lleno de “profesionales” que solo usan la pluma y/o la
palabra para mentir y manipular.
Hay una magnífica reseña de Jaume Claret en
conversacionsobrehistoris.info.
Enric Juliana, Aquí
no hemos venido a estudiar. Traducción Carme Casals.
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