Este ha sido mi primer contacto con este escritor y, desde
luego, ha sido una grata sorpresa pues se trata de un libro tremendamente
original, magníficamente construido y muy bien escrito.
La novela es el “resultado de una mezcla de imaginación y realidad.
Ninguna de las dos habría conseguido, por su cuenta, completar el libro” tal y
como dice el autor en su nota final.
Esta mezcla está no solo perfectamente dosificada a lo largo
de las nada menos que 320 páginas del libro, sino que, además, en la mayoría de
los casos el lector no sabe qué es real y qué ficción.
La obra está construida a partir de las intervenciones en
primera persona de más de sesenta
personajes, unos reales y otros ficticios, que dan su visión sobre el tema
central que es la desaparición de una escultura del estadounidense Richard Serra que se instaló en
su día en el Museo Reina Sofía de Madrid y que pesaba nada menos que 34
toneladas. También hay en varias intervenciones interesantes reflexiones sobre
el arte contemporáneo.
Entre los personajes reales están, entre otros: Enrique
Moral, concejal; Carlos Solchaga, ministro; Rosina Gómez Baeza, directora de
ARCO; Rafael Canogar, pintor, Juan Muñoz, escultor o César Aira, escritor.
Además, intervienen: un agente de Interpol, una
jueza de instrucción, críticos de arte, un vigilante jurado, un conductor de camión, una miembro de ETA, un
marchante, críticos de arte, un chatarrero y el propio Tallón.
Una extensa nómina que le sirve al autor para ofrecer
diferentes enfoques del tema de la desaparición y de sus posibles razones, para
hacer las reflexiones que antes mencionaba, para criticar algunos aspectos de
la forma de funcionar de la administración española y, sobre todo, para
realizar un extraordinario ejercicio literario al dar con el tono y la forma
adecuada a cada personaje. Esto último creo que es lo mejor del libro, al menos
lo que más me ha sorprendido y gustado, la adecuación de lo que se dice a quién
lo dice.
Si añadimos las gotas de sentido del humor que Tallón va
desperdigando a lo largo del libro, tenemos una lectura que puede hacer
disfrutar al lector que se preste a entrar en su juego. Eso sí, no es un libro
que se pueda, o se deba, leer de un tirón, es mejor por su estructura hacerlo
poco a poco.
Por todo ello se trata de una lectura absolutamente recomendable.
Hay una interesante y muy completa reseña de Alberto Olmos en elconfidencial.com.
Juan Tallón, Obra
maestra.
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