Padura es un escritor muy prolífico. Solo en la editorial
Tusquets tiene publicados diecisiete libros, más de la mitad de la serie que
tiene como protagonista a Mario Conde, ese policía que abandonó el cuerpo y
pasó a dedicarse a la compra venta de libros aunque con intervenciones en
diferentes casos policiacos. Otra característica del autor es la extensión que
suelen tener sus obras. (La que ahora comentaré, por ejemplo, tiene 440 páginas
en formato grande).
Conocí a Padura por su magnífico libro sobre el asesinato de
Trotsky, El hombre que amaba a los perros,
y luego he leído alguno más, pero
creo que menos de los que me hubiera gustado porque con todos he disfrutado.
Personas decentes
pertenece a la serie de Mario Conde, un hombre ya de sesenta años al que un
policía solicita colaboración para resolver un par de casos de asesinato ya que
la policía está muy ocupada ante la visita del presidente Obama y el concierto
que van a dar los Rolling Stones en La Habana. Pero ahí no acaba la cosa porque
Padura va alternando capítulos en los que refiere otros asesinatos que se
produjeron en 1910, como el de Alberto Yarini, un proxeneta real al que
investigó en su día Padura para dos reportajes que publicó en 1987, tal y como
él mismo cuenta en su Nota del autor al final del libro. Nota en la que
comienza diciendo que esta novela es “quizás, la más policial de las tramas que
he escrito”. No conozco su obra para rebatir esa idea, pero sí puedo asegurar
que no es esa trama, estando bien construida, lo que más me ha interesado de la novela.
Las dos partes que mencionaba más arriba son muy diferentes
en los temas que trata y en la forma de hacerlo. En la que se desarrolla en
1910, el ambiente es el de la prostitución y está narrado en primera persona
por un policía que tiene una buena relación con Yarini, el protagonista como
principal “empresario” del gremio. Está muy bien reflejado el ambiente e
incluso las breves referencias a la situación política (Yarini quiere
presentarse como candidato por los conservadores). Sin embargo, los capítulos
que protagoniza Conde, narrados en tercera persona, tienen más elementos que son bastante
característicos de la obra de Padura, al menos de la que yo conozco; me refiero
a la crítica del régimen cubano, país en el que, por cierto, vive el escritor
desde siempre. En este caso, uno de los asesinados, Reynaldo Quevedo, fue en su
día un furibundo represor de escritores
e intelectuales. Creo que las mejores páginas del libro son las múltiples
referencias que se hacen a este tema.
Padura tiene una forma de escribir que cuesta un poco al
principio, pero que te va atrapando poco a poco con su lenguaje. Además, es un
magnífico creador de personajes que quedan bien definidos con unos pocos
rasgos.
La novela es muy entretenida, pero a la vez es muy
interesante. Me comprometo conmigo mismo a leer más textos de este buen
escritor cubano.
Leonardo Padura, Personas
decentes.
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