jueves, 9 de febrero de 2023

Otro buen título de la colección Al margen


He leído muchos libros de la colección Al margen de la editorial Sajalín y solo recuerdo uno que no me terminó de gustar. Es una colección que lleva más de cincuenta títulos la mayoría de los cuales se publicaron hace años. En concreto, por ejemplo, el que hoy comento lo fue en 1.988. Es el segundo de una trilogía de la que no he leído el anterior, pero no importa porque se pueden leer como novelas independientes.

La novela se inicia con el siguiente párrafo:

 

“Como deseaba evitarse un posible desaire en la entrada, lo primero que Emil Jadick asomó por la ventana del club de Campo de Hushed Hill tenía dos cañones y estaba cargado. Él y los otros dos miembros del Ala iban vestidos inapropiadamente con camisas de camuflaje y pasamontañas, pero la chulería con la que hacían ostentación de sus armas de fuego sofocó cualquier comentario sarcástico por parte de los invitados, sentados alrededor de la mesa de póquer”. (p. 9)

 

A partir de ahí veremos quiénes son los componentes de esta pandilla de gánsteres y el error que han cometido robando en un territorio que depende de otra pandilla. El dirigente de esta encargará a Shade, un peculiar policía, que se encargue de buscar quién ha sido y para ello tendrá que colaborar con el lugarteniente de ese dirigente.

En fin, una novela de gánsteres, de un género que, según José María Sánchez en su completísima reseña en totalnoir.woodpress.com, el propio Woodrell cataloga de country noir. Interesante clasificación porque se desarrolla en el medio rural y en concreto en un lugar que describe así:

 

“Aquello era Frogtown, el barrio donde las patillas eran más largas, las faldas más cortas, las apuestas más altas y las expectativas más bajas, y eso le encantaba”. (p. 58) (Se refiere a Shade el policía protagonista).

 

Si le añadimos una espléndida galería de personajes secundarios, unos diálogos perfectamente ajustados a esos personajes y una serie de frases que podrían estar en cualquier antología de frases chulescas ingeniosas, tenemos lo que puede ofrecer esta divertida novela que, sobre todo en los primeros capítulos, llega a provocar la risa del lector. Una novela que no ahorra la violencia, pero que tampoco se excede con ella. Una trama relativamente básica, pero trabajada lo suficiente como para que el lector tenga interés por lo que sucede aunque, al menos en mi caso, me interesa sobre todo la forma de contar la historia y el comportamiento de los distintos personajes.

Otro título recomendable de esta magnífica colección.

Daniel Woodrell, Los matones del Ala. Traducción diego de los Santos.

 

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