Creo que Vuillard se está convirtiendo en uno de los
grandes escritores franceses del momento y eso que la competencia es muy grande
en ese país. He leído casi todo lo que se ha traducido y tengo la sensación de que va depurando y
mejorando su estilo en cada libro. Elige unos temas siempre interesantes, pero
es que, además, el tratamiento que les da es realmente magnífico.
Este libro está dedicado a la presencia francesa en
Vietnam, la Cochinchina que tantas veces escuché mencionar en mi infancia como
algo tan lejano que allí te mandaban cuando querían quitarte de en medio. Quizá
tendría que decir que más que a la presencia, a la salida de esa colonia
después de la famosa batalla de Dien Bien Phu. Para ello describe los problemas
en Francia para elegir dirigentes y militares que se hicieran cargo de ese
territorio y también para que la Asamblea aprobase las diferentes medidas.
Hay momentos en el libro que son realmente muy
brillantes como, por ejemplo, un debate parlamentario en el que destaca la
presentación que hace de los distintos intervinientes; también es muy buena,
además de muy significativa, la entrevista que hacen en la televisión
estadounidense a un general francés.
Desde luego, y como no podía faltar en un libro del
autor, hay que destacar la crítica, a veces brutal, que hace de los políticos,
los empresarios y, sobre todo, de los banqueros. Las diferentes batallas que se
mencionan están en función de un interés económico: carbón, oro, etc.
Al decir los políticos no me refiero solo a los
franceses porque también hay páginas dedicados a los estadounidenses. Así, por
ejemplo, cuando está narrando lo sucedido en el Congo con Patrice Lumumba
escribe lo siguiente:
“(…) si de verdad queremos saber lo que es el
espanto, tendríamos que penetrar en silencio en el despacho en el que conferencian
Eisenhower y Dulles, tendríamos que escondernos debajo de las alfombras de
Sullivan & Cromwell y oír lo que se dice entre bastidores, sorprender lo
que se comentan tranquilamente los hermanos Dulles, oírlos hablar a su aire,
sin pudor (…)” (p. 125)
Hasta ahora solo he hablado del contenido, pero
Vuillard destaca también, y mucho, por su escritura directa, sin concesiones,
una escritura en la que cada frase tiene sentido y dice mucho, en la que se
nota que hay un enorme trabajo de depuración del lenguaje y de revisión de lo
escrito. Desde luego es una forma de escribir que me encanta porque, además, le
permite contarnos muchísimas cosas en apenas 175 páginas.
Una escritura de la que en un fragmento de los que
la editorial ha elegido para la solapa se dice:
«Una serie de
escenas entretejidas por una escritura brillante. Bajo la pluma de Éric
Vuillard, los personajes históricos son seres de carne y hueso; los oímos
respirar, los vemos sudar.» Pierre Assouline
Y más en general estos dos fragmentos:
«Vuillard no
escribe sobre la historia, sino que va con ella. Acompaña al pasado como se
hace con un moribundo, pero sin absolverlo. Un arte grandioso.» Laurent
Lemire, Livres Hebdo
«Doscientas páginas
apretadas como puños listos para golpear. En cada uno de sus libros, Éric
Vuillard escenifica un episodio de esta eterna guerra de los poderosos contra
los débiles, a veces con énfasis, siempre con una ira fría y metódica.» Elisabeth
Philippe, L'Obs
En fin, un libro
magnífico absolutamente recomendable como lo son todos los que se han publicado
hasta ahora.
Éric Vuillard, Una
salida honrosa. Traducción Juan Manuel Salmerón Arjona.
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