No se me ocurre mejor comentario que este fragmento de
Juan Gómez Bárcena que reproduce la editorial en la solapa del libro:
“Un viaje desgarrado al centro de la herida de un
trauma individual y colectivo. La prosa exacta y a la vez poética de Alba Muñoz
nos arrastra a un país saqueado por la guerra y a ese territorio que también
puede ser víctima de saqueos: el cuerpo de la mujer”.
La autora se fue a Bosnia nada más terminar los
estudios de periodismo con el objetivo de hacer un buen reportaje. Conoce a una
mujer que dirige una ONG que se dedica al cuidado de mujeres que han sido
víctimas de trata y decide investigar ese tema. Al mismo tiempo, mantiene una
relación con Darko, un joven bosnio que aunque está allí vive habitualmente en
Barcelona; una relación no exenta de algunos elementos complicados. Si a eso le
unimos la compleja relación que mantiene con su padre, ya tenemos los mimbres
con los que está hecha esta interesante mezcla de autobiografía y ficción
novelesca.
Uno de los aspectos más interesantes del libro es la
magnífica estructura que ha creado Muñoz para contar la historia a partir de
breves capítulos en los que va entremezclando los distintos temas mencionados.
Si tuviera que criticar algo quizá sería el
escaso espacio que dedica al tema del reportaje, es decir, lo poco que nos
informa sobre cómo funciona el tema de la trata y qué importancia puede llegar
a tener.
Por otra parte, me ha parecido muy interesante que
escriba bastante de la relación con su padre. En los últimos tiempos he leído
bastantes novelas escritas por mujeres y la inmensa mayoría plantean los
problemas de la relación con la madre, por eso se agradece que alguna se centre
más en el papel del padre.
Una buena novela, dura a veces, intensa siempre y muy
bien escrita. ¡Ah!, y todo en menos de 200 páginas. Recomendable.
Alba Muñoz, Polilla.
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