Este es el quinto libro que comento del autor desde
que lo conocí en 2017. Lo tengo por uno de los grandes reporteros o cronistas
del periodismo de nuestro país y, desde luego, como uno de los mejores
especialistas en Oriente Medio. Ha vivido siete años en Jerusalén y ahora lo
hace en Estambul para estar cerca también de Ucrania. En ambos lugares lo hace
junto con su mujer y sus dos hijos, lo que da idea también de qué tipo de
persona es.
En este libro se recogen 26 crónicas que ha ido
escribiendo a lo largo de los años en las que Gaza está presente de una manera
o de otra. Las hay con contenidos muy diferentes, pues si en unas se centra en
la historia de Gaza (por cierto, es la primera vez que me entero bien de ello
gracias a la claridad con que está contada), en otras es la persona de
su fixer o las diferencias que hay entre Hamás y la Yihad Islámica o
cómo son las cárceles en Gaza, que las hay, y cómo se trata en ellas a los
colaboracionistas. Temas variados y muy interesantes como se puede apreciar en
estos ejemplos.
Ayestaran es un claro defensor de la causa palestina
sin caer por ello en el antiisrealismo aunque, lógicamente, sí está claramente
en contra de las actuaciones de sus gobiernos desde hace años. Así, explica muy
bien las destrucciones que se hacían en cada operación como, por ejemplo, las
de 2012 o 2014 y, desde luego, las matanzas que provoca el ejército israelí en
muchas manifestaciones. Este tipo de actuaciones explican de alguna manera,
aunque en ningún caso justifican, la terrible matanza perpetrada el 7 de
octubre por milicianos de diferentes movimientos políticos de Gaza.
También hay más de una crítica a los dirigentes
palestinos tanto de Hamás como de la Autoridad Nacional Palestina, lo que no
quiere decir que mantenga una actitud equidistante. Así, es interesante el
contraste que muestra en el siguiente fragmento:
“Mientras que en Gaza Israel reventaba a cuatro niños de la familia Bakr cuando jugaban al fútbol en la playa, los vecinos de Tel Aviv estaban molestos por tener que ir a los refugios cada vez que la sirena les alertaba de la posible llegada de un cohete”. (p. 131)
En más de una ocasión sale mencionado Meir Margalit,
un argentino-israelí cuyo libro, El eclipse de la sociedad israelí, me
parece de lectura obligatoria para todo interesado en lo que sucede en esa zona
del mundo. También menciona la colección de fotos de la comida diaria que hacía
Amal, la mujer de Kayed, su fixer, y que él fue publicando en las redes como
homenaje a las gentes de Gaza, un lugar al que no puede entrar la prensa
occidental. (Muchas de esas fotos las he visto y muestran las penurias por las
que han pasado simplemente para sobrevivir).
Para terminar el comentario quiero dejar una de las pocas notas de humor de un texto en el que se mencionan tantos padecimientos y tantos horrores:
“Como buen hijo de las primaveras árabes, Telmo trajo
una auténtica revolución a casa y su padre, un cobarde, se marchaba a la guerra en cuanto
podía para descansar”. (p. 94)
(Es en 2011 cuando los israelíes lanzaron Pilar
Defensivo).
Un libro absolutamente recomendable como, por otra parte, lo son todos los de este magnífico periodista.
Hay una interesante entrevista con Francesca Cicardi
en eldiario.es
Mikel Ayestaran, Historias de Gaza. La vida entre guerras.