Vuelvo sobre un tema que ya traté hace tiempo en el
blog: los libros que más han hecho para hacerme llegar a pensar como ahora lo
hago, es decir, aquellos que me han formado (o deformado según se mire y, sobre
todo, quién lo mire). Esta vez lo hago ampliando la lista teniendo en cuenta más aspectos de mi forma de pensar o,
si se prefiere, de mi ideología.
En la anterior entrada, dentro del epígrafe de
“libros que más me han influido”,
aparecían cinco de los que
reproduzco el mismo comentario que hice entonces..
El
de Mounier, como muchos otros del
mismo autor, me llevó a otra forma de enfocar la religión: menos ritual -yo
provenía de doce años de nacional-catolicismo con los maristas- y más
“comprometida” como se decía a principios de los setenta. Me empezó a abrir los
ojos a otras realidades sociales y políticas. Su idea del “desorden
establecido” me ha venido muchas veces a la cabeza desde entonces.
Con el González Ruiz, como ya he contado en algún otro lugar, perdí la fe; me di cuenta de que efectivamente Dios podía ser gratuito, pero para mí resultaba totalmente superfluo.
Fromm, con todos los textos que leí, me enseñó a ver de otra forma el mundo. Cuando estaba abandonado mi visión religiosa, me ofreció una ética alternativa y unos valores que merecían la pena. Además, una crítica de lo existente como luego no he vuelto a encontrar.
Cioran, además de llevarme hasta casi la depresión, me iluminó en un montón de temas y me dio, y me sigue danto, material para pensar y para no aceptar fácilmente lo que vea y oiga.
Judt, más recientemente, me ha hecho cambiar en un par de ideas sobre la política que me estaban llevando a un exagerado y en parte inútil escepticismo.
Con el González Ruiz, como ya he contado en algún otro lugar, perdí la fe; me di cuenta de que efectivamente Dios podía ser gratuito, pero para mí resultaba totalmente superfluo.
Fromm, con todos los textos que leí, me enseñó a ver de otra forma el mundo. Cuando estaba abandonado mi visión religiosa, me ofreció una ética alternativa y unos valores que merecían la pena. Además, una crítica de lo existente como luego no he vuelto a encontrar.
Cioran, además de llevarme hasta casi la depresión, me iluminó en un montón de temas y me dio, y me sigue danto, material para pensar y para no aceptar fácilmente lo que vea y oiga.
Judt, más recientemente, me ha hecho cambiar en un par de ideas sobre la política que me estaban llevando a un exagerado y en parte inútil escepticismo.
Ahora
comento los que he puesto nuevos.
De
Karl Marx he leído pocos textos,
pero muchos (no sé si demasiados) sobre su pensamiento o influidos por este.
Más en concreto, los historiadores que más he trabajado han sido principalmente
aquellos de formación marxista. De hecho creo que podría afirmar que he sido
marxista y que aún me quedan aspectos de esa ideología.
Roger Garaudy me influyó bastante en una época
tanto suya como mía. Él acababa de dejar el partido comunista y yo estaba ávido
de lecturas que me diesen ideas y Garaudy estaba en plena evolución. Luego se
hizo católico y terminó siendo musulmán.
Marvin Harris me gustó mucho en la época en que me
dio por la antropología. Además, su aplicación del materialismo para la
explicación de muchos fenómenos culturales me resultó apasionante.
Castilla del Pino transformó con este librito mi forma
de pensar sobre la mujer. Por formación yo era, como todos los varones de mi
generación, machista. A partir de esta lectura y, obviamente, de más cosas
empecé a cambiar mi forma de entender y tratar a las mujeres.
La
lectura de Primo Levi me llevó a no
parar de leer sobre el tema del Holocausto. Como ya he escrito varias veces en
el blog sobre ello no insistiré, pero desde luego es uno de los autores que más
me ha marcado con su trilogía sobre Auschwitz.
El
libro de Zugazagoitia creo que marca
un antes y un después en mi concepción de la guerra civil que es, por otra
parte, quizá el tema de historia sobre el que más he leído en una época ya
lejana. Es así porque supone la visión de un socialista sobre el conflicto pero
haciendo bastante autocrítica, es decir, los buenos son los buenos pero no tan buenos. Es significativo que fuese deportado desde
Francia y fusilado por Franco.
El
nacionalismo es otro de mis caballos de batalla. He leído muchos textos y pongo
aquí solo dos de ellos de muy diferente concepción. El de Hobsbawm porque me ayudó en mi visión antinacionalista desde el
punto de vista histórico; y el otro porque, al mismo tiempo que soy
antinacionalista, soy capaz de comprender y defender aquellos nacionalismos que, como el
catalán, quieren lograr su independencia.
Ignacio Ramonet y Pascual Serrano son lecturas obligadas cada vez que veo un libro
nuevo suyo. El tema de la información es uno de los que más me interesan y
preocupan en los últimos años, y ambos autores me han ayudado mucho a tener una
visión crítica de los medios y a darme cuenta de la enorme manipulación a que
nos someten diariamente.
Todorov con cualquiera de sus libros me ha
hecho pensar y plantearme mis ideas preconcebidas sobre temas muy variados. Es
un escritor que analiza muy bien y con mucha claridad los temas de la
actualidad. Me ha ayudado a no ser demasiado simplificador.
Para
terminar, dos lecturas muy recientes. Losada
me confirma que hay que seguir defendiendo con uñas y dientes el, por otra
parte escaso, estado del bienestar
obtenido. Hitchens me confirma en mi
ateísmo y mi anticlericalismo.
Son
19 libros, pero de la mayoría de estos autores he leído casi toda su obra traducida; y otros libros también han colaborado a hacerme pensar de una determinada
manera. Además, es claro que en mi formación también han influido películas,
obras de teatro, artículos de prensa y revistas y, sobre todo, conversaciones y
discusiones con los amigos.
Como
se suele afirmar en muchos prólogos, estos autores han influido en mi forma de
pensar y por eso les debo mucho, pero al final el único responsable de esa forma de pensar soy yo.
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